sábado, 25 de julio de 2009

DESPERTAR HUMANO


La historia de la civilización humana apenas tiene 10 mil años de antigüedad. De este periodo de tiempo los seres humanos vivimos libres del yugo de “Los Mercaderes” y su obsesión por el dinero aproximadamente 9800 años. En efecto, Egipto, Mesopotamia, China, India, México y la Zona Andina tenían milenios de desarrollo humano sin el dominio de “los mercaderes”. Los proyectos sociales estaban dirigidos, por diferentes caminos a la trascendencia espiritual de la existencia. Dios, lo divino y lo sagrado ocupaba todo del tiempo y la energía de los individuos, las familias y los pueblos. Entre la luz y la oscuridad, entre guerras y ambiciones por el poder y dominio, en general los pueblos tenían sus grandes metas existenciales en armonizar con “la divinidad suprema”.

Sin embargo, a partir de 1776 que nace la nación de “los mercaderes”, las cosas en este planeta comenzaron lentamente a deteriorarse. Fundamentalmente porque el fin supremo de la sociedad de “los mercaderes” es la apropiación de la riqueza del planeta a partir de la explotación de los seres humanos y la depredación de los recursos naturales.

Lentamente se impuso una nueva religión totalitaria, fundamentalista y excluyente, que ha venido minando la espiritualidad y sacralizad de la vida de los pueblos del mundo. “El culto al Becerro de Oro” ha venido erosionado los valores perennes de las personas, las familias y los pueblos y todo se ha reducido a la ambición de poseer dinero a cualquier precio. La conciencia de la dimensión espiritual del mundo y la vida se ha ido agotando y como en un páramo de desolación, hoy vive mucha gente en el espejismo de la felicidad conseguida con el dinero, el consumo, la modernidad y la tecnología.

La exterminación de la espiritualidad de los pueblos se ha convertido en una acción permanente y sistemática a través de los múltiples y poderosos medios que poseen “los mercaderes”. Los medios masivos, el poder político y económico están al servicio de los intereses más oscuros de la humanidad. El objetivo es enajenar, embrutecer e insensibilizar a la humanidad para poderla dominar y manjar como “zombis individuales e individualistas”. Esclavos de “los mercaderes”, viviendo para trabajar, comprar, pagar y ver televisión. Más nada, como artículos desechables son reemplazables, intercambiables y desechables.

Los mercaderes primero establecieron su poder en Venecia, después en Londres y ahora Estados Unidos. En 1776 nace el proyecto abierto de dominación global y embrutecimiento general de la humanidad. Se crean los “países” como zonas comerciales diferenciadas, se inventa la democracia como instrumento con el que gobiernan “los mercaderes” con el aval de los pueblos engañados con el “supuesto” de que, ellos pueden elegir su destino y a sus gobernantes por medio del voto. La historia nos demuestra lo contrario, desde la sangrienta Revolución Francesa alentada y financiada por “los mercaderes”, los pueblos en la democracia permanentemente están en una lucha fraticida por el Poder, entre fraudes, corrupción, demagogia, simulaciones, crímenes, represión y golpes de Estado, “los mercaderes” mantienen entretenidos y enfrentados a los ciudadanos, haciéndoles creer que: “LA DEMOCRACIA ES PERFECTA, quienes fallan son los hombres”. Pero la verdad es que la democracia esta planeada para que los pueblos jamás lleguen a consensos, porque entre más fragmentada y dividida esté, más débil y vulnerable es.

En efecto, ese ha sido el Caballo de Troya con el cual los mercaderes han podido entrar y destruir las milenarias formas de gobierno y organización social de los pueblos del mundo, así como sus más nobles ideales. Se ha hecho pensar que el desarrollo humano es lineal y que “La Democracia” es el punto más elevado de gobierno de los seres humanos.

Totalmente falso. Jamás los pueblos del mundo habíamos vivido un imperio tan totalizador, déspota, asesino e inhumano como el de “los mercaderes”. Entre otras cosas porque jamás había sido un imperio de dimensiones y alcances globales, no se había contado con la tecnología, las comunicaciones, así como con la producción de riqueza como existe hoy en día.

Los individuos que buscan honestamente cambiar el rumbo catastrófico a través de la democracia y la política, sea creando nuevos partidos o nuevas ideologías, lo único que están haciendo es alimentando y recargando el sistema. Los que pretenden cambiar el mundo por medio de las armas a través de insurrecciones armadas o guerra de guerrillas, también están contribuyendo a darle vida y fuerza a la dictadura del Mercado. La historia nos dice que han existido muchas contiendas políticas y muchas guerras fraticidas y todo cambia para seguir igual. El sistema solo se fortalece y se mejora.

Solo se requiere despertar y abrir los ojos del alma y la conciencia del Espíritu para darnos cuenta de que estamos totalmente engañados y ciegos. Que el culto al Becerro de Oro, la modernidad, la tecnología, el consumo, el individualismo, han sido un gran engaño, una nefasta mentira, que nos ha dejado desolados, indefensos, frustrados, insensibles y vacíos.

Necesitamos salvar a la Tierra de esta catástrofe ESPIRITUAL, que materialmente se expresa en la contaminación ambiental, en la destrucción de la naturaleza, en la desolación y embrutecimiento social, en la creciente miseria humana. Para salvar a la Tierra, como hijos de ella, primero necesitamos salvarnos a nosotros mismos.

Pero esa lucha es interior e individual, intransferible. Consiste en “un darse cuenta” encajado en lo más profundo de nuestro corazón. Darnos cuenta a partir de despertar nuestra conciencia de que lo verdadero, real y cierto en este mundo, ni se ve ni se toca. Que el mundo material es solo un espejismo en el que se manifiesta la omnipresencia del Espíritu.

Darnos cuenta de que somos finitos, que nos vamos a ir de este espejismo llamado realidad y que lo único que cuenta es la oportunidad de haber estado aquí, en este tiempo y en este espacio, con este cuerpo y con estas condiciones y frente a la maravillosa oportunidad de trascender espiritualmente.

Esta es la verdadera sabiduría, el gran tesoro y la maravillosa oportunidad. Por eso los pueblos originales y milenarios llegaron a este sencillo y portentoso conocimiento. Somos seres espirituales trabajando (aquí y ahora) el plano material. Eso es todo. Esa es la parte luminosa del mundo y la vida…la verdad. Esa lucha es contra la oscuridad, contra “la fuerza de gravedad que arrastra a nuestra materia a los abismos de la estupidez y la irresponsabilidad existencial.

El mundo oscuro y falso es el de “los mercaderes”. La democracia, la modernidad, el consumo, el dinero y el Culto al Becerro de Oro es la mentira, la corrupción, la falsedad.

No se trata de negar “la realidad del mundo de la materia”, ni de sobrevalorar el mundo del espíritu. Ambos son opuestos complementarios que se apuntalan a sí mismos y se deben mutuo equilibrio. La anulación de cualquiera de los dos es la anulación total. El desafío es la búsqueda del equilibrio entre el mundo del Espíritu y el mundo de la materia.

El futuro de los humanos esta en nuestro pasado. Se requiere “descubrir” el pasado luminoso de lo humano en los diez mil años de vivir en sociedad. Se requiere hacer una nueva lectura del pasado antiguo y encontrar en él los valores, principios y sentimientos inalterables en el tiempo y en el espacio.

Abrir los ojos a lo verdadero y trascendente, como seres mortales y concientes. Darnos cuenta del engaño y verdadero poder de “los mercaderes”, y del daño que han hecho a la humanidad y a la Tierra. Entender que estamos viviendo los más oscuros momentos de la historia humana y que solo con la luz de la conciencia del Espíritu podremos vencer a la fuerza de “los mercaderes” sustentada en la enajenación y el embrutecimiento.
La Luz es más poderosa que la oscuridad. Es hora de despertar.

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