sábado, 29 de agosto de 2009

EL APOCALÍPSIS HA LLEGADO


El gobierno panista de Felipe Calderón, que llegó al poder de manera poco clara y con el apoyo abierto de los grupos de poder económicos y de Fox, ha demostrado su incapacidad no solo para gobernar, sino para diagnosticar y enfrentar estratégicamente los grandes problemas globales y nacionales de nuestro tiempo. De mal en peor, de error en error, Calderón se mueve en una pequeña pero sólida esfera de poder. En la que poco entra del exterior y muy poco sale al exterior.


La falta de experiencia de los “panuchos” para gobernar, administrar, engañar y robar, ha sido más que ostentosa desde los tiempos foxistas. Por eso el votante les ha dado la espalda, pues como dice el viejo dicho “paquistaní”, más vale mafioso prisita conocido que panucho por conocer… Más allá de la mediocre y mezquina vida política del “México criollo” democrático, moderno y globalizador.


Los ciudadanos de este país neo-colonial estamos viendo aterrorizados, como caminamos a marchas forzadas a un estallido social, mientras los usurpadores del poder político y los ancestrales dueños del poder económico: “o no se quieren dar cuenta o no les importa” la catástrofe social, económica y ambiental que empezamos a sufrir en algunos puntos del país.


En efecto, el sistema político esta totalmente empantanado en sus luchas internas y entre partidos por arrebatarse entre ellos las migajas del poder, la corrupción y sus prebendas, los tienen entretenidos, alucinados e insensibles.


Los dueños del dinero han sacado sus capitales y se están preparando para de la debacle que viene, sacar el mejor provecho con la menor inversión por arriesgar, pareciera ser su atávica consigna. Empresas pobres y empresarios ricos. La alimentación, la salud, la educación y la organización social están dando sus últimas patadas de ahogado. El sistema ya dio de sí y se está desmoronado. Pareciera que a nadie le importa. Los políticos parecieran gusanos purulentos y nauseabundos dándose un festín sobre el cadáver del sistema.


Lo mismo sucedió en 1810 y en 1910. Ante la presión de grandes injusticias estructurales y la incapacidad del sistema por ofrecer oportunidades a las mayorías, la explosión social es provocada por intereses poderosos que “usan” el estado de crispación para obtener mayores ganancias políticas y económicas. Se usa el descontento del pueblo para provocar el estallido social y sacar ventajas individuales o de grupo.


Al Mercado y los dueños del dinero a nivel global, les conviene un país dividido y enfrentado en una lucha fraticida. Históricamente las facciones han buscado la ayuda y el reconocimiento del poderoso para vencer a sus hermanos a costa de entregar al pueblo, sus riquezas naturales y la soberanía.


Estamos frente a una crisis de grandes proporciones, como no hemos tenido después de la Revolución. No solo es por falta de crecimiento económico y pobreza material. Es también por una ausencia del Poder del Estado y un descomunal y creciente poder del Mercado. Es por el agotamiento de la vida política y “democrática”.


La corrupción e incapacidad de las instituciones de impartición de justicia. Así como las instituciones avocadas a propiciar el desarrollo económico y social, el planificado fracaso de la industria y comercio nacional, el planeado deterioro del campo, el sabotaje a la educación y la salud. Pareciera que en este país colonial, se alienta lo que se planea y se hace mal, y se boicotea todo lo que se planea y se trata de hacer bien.


Estamos frente a un estallido social, tal vez más grande que el de 1910, pero de manera diferente. A principios del siglo XX NO se tenía problemas alimentarios, ambiéntales, sociales y culturales como los que hoy se están viviendo. Cerca del 80% de los “mexicanos” no tienen lo suficiente para tener una vida decorosa. Lo grave es, que hoy resulta difícil saber ¿qué es una vida decorosa?


El consumismo y la enajenación han embrutecido al pueblo. Antes el pueblo era pobre, pero con pocas expectativas de consumo, se protegía en la fortaleza de sus tradiciones y costumbres. Ahora somos miserables con altas expectativas de consumo chatarra, la “cultura del pueblo” la dictan las empresas transnacionales a través de televisa y tv azteca.


Los problemas ambientales, producto de la voracidad y falta de responsabilidad social e histórica de nuestros políticos y empresarios nos han llevado a una tragedia ambiental de grandes proporciones de las que no se quiere hablar públicamente. Pero “mantener la vida”, esta en grave peligro en algunas partes de nuestro territorio. No solo las grandes ciudades, sino en los mismos bosques, selvas, cuerpos y mantos de agua, la destrucción y contaminación ha sido brutal.


El estallido social no será como en 1810 y 1910. No serán los ejércitos que lucharán en el territorio nacional con líderes e ideólogos. El estallido social será en las grandes ciudades. Será muy violento y fugaz. No serán “ejércitos o columnas guerrilleras”. El estallido social estará a cargo de miles de personas que no tienen trabajo, que no tienen qué comer, gente desesperada, resentida y muy enojada. Será sin líderes como Zapata o Villa, no será la anquilosada izquierda fragmentada y tradicionalmente enfrentada, con sus eternos lideres corruptos.


Los estallidos serán esporádicos, imprevisibles e incontrolables. Los malandrines, los chavos banda, los desempleados, los comerciantes ambulantes, los jóvenes que no tienen acceso a la educación ni al trabajo, los que no tienen ya nada que perder y que saquear una tienda o una casa será una oportunidad para “tener” o comer.


Serán estallidos violentos y momentáneos, estériles y pasajeros. Las “fuerzas del orden” no se darán abasto y la represión será violenta e indiscriminada. Atenco y Oaxaca fueron señales que no quisieron ver. Pero la descomposición moral que se vive en la sociedad en estos momentos tampoco se quiere ver. La cantidad de asesinatos, secuestros y robos por una parte; y por la otra, la cantidad de violaciones a los derechos humanos de los ciudadanos por parte de las instituciones que, deberían darle seguridad, es verdaderamente alarmante.

El país se está deshaciendo y no queremos enfrentar la realidad. Los políticos y los ricos se encierran en sus burbujas blindadas y protegidas por dinero mal habido y ejércitos de guaruras, en las que “no pasa nada”.

Por otra parte, mucha gente mete la cabeza en el hoyo negro de la televisión para evadirse. Pero a muchos, “el destino ya los alcanzó”. Sea los empresarios secuestrados o con familiares muertos; o millones de personas que no tienen qué comer. El Apocalípsis ha llegado y no nos queremos dar por enterados.

viernes, 7 de agosto de 2009

TOTALITARISMO EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN…Venezuela y México, las dos caras de la moneda.


El ser humano desde el inicio de los tiempos tuvo que unirse y organizarse para poder sobrevivir primero y después desarrollarse. Toda organización conlleva necesariamente jerarquías y con ellas el Poder. Fuera una pequeña banda de cazadores recolectores hasta un inmenso y poderoso imperio. Los egipcios, chinos o anahuacas, conformaron grandes organizaciones humanas con las que pudieron hacer sus maravillosas obras y trascender en la historia.

Así pues, podríamos afirmar que la organización social, que es fundamental y necesaria, conlleva el PODER. Esta facultad fue una gran responsabilidad y designio “divino de los dioses”. Responsabilidad porque tenía que velar por el bienestar, seguridad y desarrollo de su pueblo. Designio divino, en tanto tenían que guiar al pueblo para alcanzar la meta fundamental de todo ser y sociedad consiente, que es la de trascender espiritualmente o alcanzar la divinidad.

Con altibajos las organizaciones sociales del pasado a través de imperios, reinos, federaciones, etc., lograban llegar a puntos luminosos de su experiencia humana y otras tantas veces volvían a caer arrastrados por la estupidez humana. La lucha interior por ser “lo mejor de sí mismo”, tanto en lo individual como en lo colectivo ha escrito la historia de los pueblos del mundo.

En estas milenarias formas de organización siempre estuvo por encima de cualquier interés personal, el interés colectivo. Y generalmente cuando esto no se llevaba a cabo, significaban las grandes caídas o descalabros de los pueblos. Cuando un grupo se apoderaba del poder y lo usaba para privilegiar el interés individual antes que el colectivo, el resultado era un retroceso sociocultural e histórico.

Sin embargo, a partir del siglo XVI en que los “mercaderes” empezaron a emprender empresas de interés y beneficio individual, asociándose con los reinos europeos, comenzó en el mundo la privatización y globalización. Los mercaderes para el siglo XVII impulsarán el individualismo mercantil, intelectual y religioso. De esta manera nacerá “la ciencia occidental”, la masonería, el comercio con mayor fuerza y para el siglo XVIII el primer país del mundo, Estados Unidos, el primer Estado-nación de los mercaderes. Pero fundamentalmente se empezará a crear la noción de “la libertad, la individualidad, la iniciativa privada”, dándole mayor importancia social a la producción, comercio y consumo”. El “culto al Becerro de Oro” cobrará fuerza y se extenderá poco a poco por el mundo a base de invasiones para “liberar a los pueblos” e imponer la democracia de los mercaderes.

La lucha entre “el Mercado en contra del Estado” se inicia a partir de cambiar el sentido espiritual de la vida de los individuos y los pueblos, por un sentido material de atesoramiento y consumo. Poco a poco los “mercaderes” impondrán su visión del mundo y la vida. “Su libertad” estará por encima del derecho, interés y bienestar de la comunidad. La democracia será el instrumento por el cual podrá gobernar a los pueblos a través de una nueva clase. Los políticos nacerán como representantes de los intereses de los mercaderes, pero serán elegidos por los pueblos, propiciando la noción de que el individuo con “su voto” decide quien lo gobierna. La iniciativa privada será legal y moral. El comercio y la producción, así como el consumo serán el perímetro de la existencia del los individuos, las familias y los pueblos. Y todo estará sustentado en el “sagrado derecho de la LIBERTAD”.

El punto de esta reflexión es lo que está sucediendo en Venezuela y México en cuanto a los medios de comunicación. Mientras en Venezuela se está restringiendo el libertinaje informativo llevado al punto de la subversión en contra del gobierno legal y “democráticamente” establecido. En México sucede lo contrario. Los medios masivos cada vez tienen más poder y no tienen límite. Se están convirtiendo en un Estado poderoso dentro de un Estado cada vez más débil y acotado por el Mercado.

Estamos ante el choque de dos TOTALITARISMOS. El del Estado y el del Mercado. Los dos pretenden tener el PODER y el control del pueblo.

El Estado justifica el uso del poder en beneficio del pueblo y sus más elevados anhelos. El Mercado justifica el uso del poder para beneficiar a la economía y que con su crecimiento, se resolverán las necesidades sociales y se obtendrá la felicidad.

Es importante señalar que el desarrollo de la tecnología ha posibilitado que en casi todos los hogares del mundo exista una televisión y un radio. Este fenómeno jamás se había dado en los diez mil años de historia de la humanidad. Nunca antes un pueblo había podido escuchar al mismo tiempo la voz del tirano. Nunca antes “los mercaderes” habían podido “hablarle” al subconsciente de todo un pueblo al mismo tiempo.

Lo cierto es que tanto en Venezuela como en México la televisión privada, no solo se ha dedicado abiertamente a defender sus posiciones de poder y su ideología, sino que en general en seis décadas han vulgarizado el idioma, relajado las costumbres. Han creado patrones culturales en donde la bajeza, la vulgaridad, el individualismo, el malinchismo, han dañado severamente los valores individuales, familiares y sociales. La televisión comercial embrutece, desinforma y alienta la ignorancia. Las televisoras son parciales y tendenciosas y atacan a quienes se oponen a su ideología e intereses. Son la voz del totalitarismo del Mercado. Eso es una realidad innegable en Venezuela y México.

En Venezuela se están cerrando radiodifusoras y canales de televisión que están en abierta oposición a un régimen nacionalista que trata de beneficiar, con muchos errores, a las mayorías desprotegidas. En Venezuela se está dando una guerra entre un Estado totalitario que busca el bienestar del pueblo y el Mercado, integrado fundamentalmente por “los mercaderes internacionales”, sus mega empresas, los empresarios locales y la gente acomodada que ve con mucha preocupación que se esta atentando contra sus intereses, que históricamente y por generaciones, les ha permitido vivir muy bien a costa de la riqueza del Estado (petróleo) y la explotación de un pueblo ignorante, como pasa en la mayoría de países del mundo incluido México.

En nuestro país las dos grandes empresas televisivas tienen a los funcionarios como empleados y al Estado totalmente acotado y disminuido por su poder de comunicación, enajenación y penetración en las masas. Lo que no pasa en la televisión no sucede en la realidad. Pasan por encima de la ley y “doblan” a todo mundo. Quien educa, forma, informa, crea la opinión pública, los modelos culturales y lanza candidatos o los destruye, son los dueños amafiados de las corporaciones del negocio de la comunicación. La caída de López Obrador y el surgimiento del primer presidente televisivo que tendrá México, es un hecho irrefutable. En efecto, Enrique Peña Nieto será el próximo pre$idente de la mega corporación “XHTV Méx-Company Limited” y será el opuesto a Hugo Chávez.

Dos verdaderos dictadores, el Estado y el Mercado. ¿Cuál de los dos es el mal menor? Usted, amable lector…qué opina.