domingo, 26 de julio de 2009

¿Por qué en E.U. nunca puede haber un golpe de Estado?


Sencillamente porque en el territorio norteamericano no hay una embajada de E.U. Todos los golpes de Estado que se han dado en el continente han sido planeados y dirigidos desde las embajadas de E.U.

Cuando un gobierno democrático no le conviene a los intereses económicos, comerciales y políticos de “los mercaderes” de Wall Street, inmediatamente se echa a andar la maquinaria golpista más efectiva del mundo, La CIA.

En Honduras el golpe de Estado fue planeado y ejecutado por la embajada de las barras y las estrellas, por supuesto con la aprobación de Hilary Clinton. La razón, el presidente Zelaya estaba estrechando lazos con el presidente Chávez y la pandemia nacionalista y antiimperialista esta creciendo, y eso el garrote del Tío Sam no lo va a permitir.

El punto es que como se ve, “La democracia de los mercaderes” funciona solo cuando conviene a los intereses del Mercado, pero cuando el pueblo y su gobierno pretende hacer algo que atenta contra los sacrosantos intereses del Becerro de Oro… los soldados se encargan de poner las cosas como deben de estar. Más nada.

Honduras no es muy diferente de Guatemala o México, países donde gobiernan desde principios del siglo XIX, cúpulas de poder de criollos con una mente pequeña, subdesarrollada e incapaz. Han sido los capataces del capital foráneo estos dos siglos y solo han creado más injusticia, pobreza y violencia.

Somos países bananeros, no por sus trabajadores y sufridos pueblos, no por ser pobres en recursos naturales, no porque no existe inteligencia y capacidad en los pueblos.

Somos países bananeros por los criollos corruptos, ineptos y acomplejados que nos gobiernan. Los mestizos y menos los indígenas no han podido llegar al centro de las cúpulas criollas que detentan el poder y que, como vemos en Honduras, se pelean el poder entre unos y otros.

Lo mismo pasa en México en donde conservadores y liberales, centralistas y federalistas, monárquicos y republicanos, panistas y prisitas-perderistas se la han pasado luchando por el poder, en medio de la corrupción, la entrega de la patria y la incapacidad para gobernar-administrar.

La ideología criolla es el cáncer de nuestras democracias patito de los seudo-mercaderes-bananeros de América Latina.

sábado, 25 de julio de 2009

DESPERTAR HUMANO


La historia de la civilización humana apenas tiene 10 mil años de antigüedad. De este periodo de tiempo los seres humanos vivimos libres del yugo de “Los Mercaderes” y su obsesión por el dinero aproximadamente 9800 años. En efecto, Egipto, Mesopotamia, China, India, México y la Zona Andina tenían milenios de desarrollo humano sin el dominio de “los mercaderes”. Los proyectos sociales estaban dirigidos, por diferentes caminos a la trascendencia espiritual de la existencia. Dios, lo divino y lo sagrado ocupaba todo del tiempo y la energía de los individuos, las familias y los pueblos. Entre la luz y la oscuridad, entre guerras y ambiciones por el poder y dominio, en general los pueblos tenían sus grandes metas existenciales en armonizar con “la divinidad suprema”.

Sin embargo, a partir de 1776 que nace la nación de “los mercaderes”, las cosas en este planeta comenzaron lentamente a deteriorarse. Fundamentalmente porque el fin supremo de la sociedad de “los mercaderes” es la apropiación de la riqueza del planeta a partir de la explotación de los seres humanos y la depredación de los recursos naturales.

Lentamente se impuso una nueva religión totalitaria, fundamentalista y excluyente, que ha venido minando la espiritualidad y sacralizad de la vida de los pueblos del mundo. “El culto al Becerro de Oro” ha venido erosionado los valores perennes de las personas, las familias y los pueblos y todo se ha reducido a la ambición de poseer dinero a cualquier precio. La conciencia de la dimensión espiritual del mundo y la vida se ha ido agotando y como en un páramo de desolación, hoy vive mucha gente en el espejismo de la felicidad conseguida con el dinero, el consumo, la modernidad y la tecnología.

La exterminación de la espiritualidad de los pueblos se ha convertido en una acción permanente y sistemática a través de los múltiples y poderosos medios que poseen “los mercaderes”. Los medios masivos, el poder político y económico están al servicio de los intereses más oscuros de la humanidad. El objetivo es enajenar, embrutecer e insensibilizar a la humanidad para poderla dominar y manjar como “zombis individuales e individualistas”. Esclavos de “los mercaderes”, viviendo para trabajar, comprar, pagar y ver televisión. Más nada, como artículos desechables son reemplazables, intercambiables y desechables.

Los mercaderes primero establecieron su poder en Venecia, después en Londres y ahora Estados Unidos. En 1776 nace el proyecto abierto de dominación global y embrutecimiento general de la humanidad. Se crean los “países” como zonas comerciales diferenciadas, se inventa la democracia como instrumento con el que gobiernan “los mercaderes” con el aval de los pueblos engañados con el “supuesto” de que, ellos pueden elegir su destino y a sus gobernantes por medio del voto. La historia nos demuestra lo contrario, desde la sangrienta Revolución Francesa alentada y financiada por “los mercaderes”, los pueblos en la democracia permanentemente están en una lucha fraticida por el Poder, entre fraudes, corrupción, demagogia, simulaciones, crímenes, represión y golpes de Estado, “los mercaderes” mantienen entretenidos y enfrentados a los ciudadanos, haciéndoles creer que: “LA DEMOCRACIA ES PERFECTA, quienes fallan son los hombres”. Pero la verdad es que la democracia esta planeada para que los pueblos jamás lleguen a consensos, porque entre más fragmentada y dividida esté, más débil y vulnerable es.

En efecto, ese ha sido el Caballo de Troya con el cual los mercaderes han podido entrar y destruir las milenarias formas de gobierno y organización social de los pueblos del mundo, así como sus más nobles ideales. Se ha hecho pensar que el desarrollo humano es lineal y que “La Democracia” es el punto más elevado de gobierno de los seres humanos.

Totalmente falso. Jamás los pueblos del mundo habíamos vivido un imperio tan totalizador, déspota, asesino e inhumano como el de “los mercaderes”. Entre otras cosas porque jamás había sido un imperio de dimensiones y alcances globales, no se había contado con la tecnología, las comunicaciones, así como con la producción de riqueza como existe hoy en día.

Los individuos que buscan honestamente cambiar el rumbo catastrófico a través de la democracia y la política, sea creando nuevos partidos o nuevas ideologías, lo único que están haciendo es alimentando y recargando el sistema. Los que pretenden cambiar el mundo por medio de las armas a través de insurrecciones armadas o guerra de guerrillas, también están contribuyendo a darle vida y fuerza a la dictadura del Mercado. La historia nos dice que han existido muchas contiendas políticas y muchas guerras fraticidas y todo cambia para seguir igual. El sistema solo se fortalece y se mejora.

Solo se requiere despertar y abrir los ojos del alma y la conciencia del Espíritu para darnos cuenta de que estamos totalmente engañados y ciegos. Que el culto al Becerro de Oro, la modernidad, la tecnología, el consumo, el individualismo, han sido un gran engaño, una nefasta mentira, que nos ha dejado desolados, indefensos, frustrados, insensibles y vacíos.

Necesitamos salvar a la Tierra de esta catástrofe ESPIRITUAL, que materialmente se expresa en la contaminación ambiental, en la destrucción de la naturaleza, en la desolación y embrutecimiento social, en la creciente miseria humana. Para salvar a la Tierra, como hijos de ella, primero necesitamos salvarnos a nosotros mismos.

Pero esa lucha es interior e individual, intransferible. Consiste en “un darse cuenta” encajado en lo más profundo de nuestro corazón. Darnos cuenta a partir de despertar nuestra conciencia de que lo verdadero, real y cierto en este mundo, ni se ve ni se toca. Que el mundo material es solo un espejismo en el que se manifiesta la omnipresencia del Espíritu.

Darnos cuenta de que somos finitos, que nos vamos a ir de este espejismo llamado realidad y que lo único que cuenta es la oportunidad de haber estado aquí, en este tiempo y en este espacio, con este cuerpo y con estas condiciones y frente a la maravillosa oportunidad de trascender espiritualmente.

Esta es la verdadera sabiduría, el gran tesoro y la maravillosa oportunidad. Por eso los pueblos originales y milenarios llegaron a este sencillo y portentoso conocimiento. Somos seres espirituales trabajando (aquí y ahora) el plano material. Eso es todo. Esa es la parte luminosa del mundo y la vida…la verdad. Esa lucha es contra la oscuridad, contra “la fuerza de gravedad que arrastra a nuestra materia a los abismos de la estupidez y la irresponsabilidad existencial.

El mundo oscuro y falso es el de “los mercaderes”. La democracia, la modernidad, el consumo, el dinero y el Culto al Becerro de Oro es la mentira, la corrupción, la falsedad.

No se trata de negar “la realidad del mundo de la materia”, ni de sobrevalorar el mundo del espíritu. Ambos son opuestos complementarios que se apuntalan a sí mismos y se deben mutuo equilibrio. La anulación de cualquiera de los dos es la anulación total. El desafío es la búsqueda del equilibrio entre el mundo del Espíritu y el mundo de la materia.

El futuro de los humanos esta en nuestro pasado. Se requiere “descubrir” el pasado luminoso de lo humano en los diez mil años de vivir en sociedad. Se requiere hacer una nueva lectura del pasado antiguo y encontrar en él los valores, principios y sentimientos inalterables en el tiempo y en el espacio.

Abrir los ojos a lo verdadero y trascendente, como seres mortales y concientes. Darnos cuenta del engaño y verdadero poder de “los mercaderes”, y del daño que han hecho a la humanidad y a la Tierra. Entender que estamos viviendo los más oscuros momentos de la historia humana y que solo con la luz de la conciencia del Espíritu podremos vencer a la fuerza de “los mercaderes” sustentada en la enajenación y el embrutecimiento.
La Luz es más poderosa que la oscuridad. Es hora de despertar.

sábado, 4 de julio de 2009

EL VOTO NULO


Los votos son el aval del pueblo, que la clase política y el sistema colonial necesitan, para que se gobierne a favor de los intereses de los dueños del dinero.

La “democracia electorera” es una farsa que los adoradores del Becerro de Oro inventaron para dominar y dirigir a los pueblos a partir de una clase parásita llamada “políticos”.

En efecto, en 1776 nació en Estados Unidos este perverso engaño, montado en la ficción que “el pueblo se puede y de debe gobernar a sí mismo”. Pero la realidad histórica nos dice lo contrario. Cuando los pueblos han votado por un candidato que no representa los intereses del poder económico, aunque gane en las urnas, el sistema con toda su poderosa maquinaria, que va desde los medios hasta el golpe de Estado, cambian la decisión popular.

En México, lo hemos visto desde José Vasconcelos, pasando por Cuauhtémoc Cárdenas y recientemente con López Obrador. El sistema colonial de explotación requiere del voto para validar su operación corrupta de explotación, sometimiento y enajenación del pueblo. La democracia funciona “a medias”, como en Estados Unidos, cuando pueblo y gobierno tienen el mismo interés… “adorar al becerro de Oro”.

Por esta razón el gobierno, los partidos políticos, la clase política, la iniciativa privada, los medios masivos de comunicación, las iglesias, las corporaciones sindicales, la farándula, los deportistas profesionales, los intelectuales y artistas orgánicos, todos claman en contra del VOTO NULO. Por que representa el tácito rechazo, dentro del juego perverso democrático, a la farsa de los partidos, los candidatos y el poder establecido.

Sorprende esta campaña en la que “extrañamente”, los supuestos enemigos se ponen de acuerdo, para que la gente no anule su voto. Nadie dice nada de que más del 60% de la población, que debe sufragar, generalmente no lo hace.

En efecto, la democracia es ilegal e inmoral, pues “sí es el gobierno de las mayorías”, LA MAYORÍA DEL PUEBLO NO VOTA. La mayoría se abstiene, sea porque no cree, por desengaño, por hastío, porque ha aprendido que “ellos” no eligen a los candidatos, “ellos” y sus necesidades y aspiraciones no son tomados en cuenta por los elegidos en el ejercicio del poder, porque sabe que todos los partidos en el poder hacen trampa y actúan fuera de la ley en sus campañas, porque han aprendido que cuando los elegidos llegan al poder, solo luchan por las canonjías de grupo y de partido, y que el pueblo es olvidado. Sea como fuere, el pueblo bien sabe amargamente que voto por quien vote, gane quien gane, EL PUEBLO SIEMPRE PIERDE.

¿Quién entonces vota? En general, la gente que para vivir o medio vivir, está comprometida con el corrupto sistema en cualquiera de los partidos. Desde el que lo dejan entrar a la dependencia a bolear zapatos o lo dejan vender en la calle, pasando por los burócratas y sindicalistas borregos, hasta ese 15% de “mexicanos” dueños de este país que hacen excelentes negocios con el presupuesto. Y por supuesto, la gente ignorante o ingenua que cree en todo este complejo andamiaje de mentiras y verdades a medias.

Pero el punto es, ¿por qué tanta preocupación por el voto nulo? Por qué les preocupa tanto que la gente vaya a las casillas y deposite su descontento en una boleta, sí de todas formas voten por quien voten, estarán en el poder la misma gente corrupta de cualquiera de los partidos.

Por qué TODOS se ponen de acuerdo en censurar que el ciudadano arto de tanto gasto inútil, de tanta verborrea demagógica, de tanta bajeza y enfrentamiento estéril, vaya a la urna y demuestre su descontento de una manera ciudadana. ¿Por qué?

Lo que es bueno para el pueblo, es malo para sus explotadores y vividores. Lo que es malo para los explotadores y vividores es bueno para el pueblo.

Los mercaderes del mundo nos han engañado en los últimos 233 años, haciendo creer a los humanos que la “democracia” es la mejor forma de gobernar a los pueblos. Sin embargo, la democracia, la modernidad y el fundamentalista culto al Becerro de Oro, nos han llevado a la peor crisis planetaria de nuestra historia.