Los seres humanos somos muy ingenuos o nos pasamos de tontos. No queremos ver la triste realidad que nos agobia, vivimos en una realidad que han planificado un grupo de personas físicas o morales a las que, metafóricamente, hemos llamado “los mercaderes”, quienes tienen todo el dinero y con él, todo el poder del planeta.
La teoría de “la conspiración” es un cuento de hadas. “Los protocolos de los magos de Sion” son un comic del ratón Miguelito junto a la “verdadera verdad”. Tal vez, la concepción de “La Matrix” se acerca a esta dramática realidad.
En efecto, resulta “increíble” percibir los necrófilos alcances que tiene la “realidad” en la que vivimos. Los seres humanos de gran parte del planeta hemos perdido la conciencia, vivimos en un mundo deshumanizado, sin valores universales, sin principios esenciales y perenes. En mundo carente de la mínima sacralidad necesaria para darle sentido a todo lo que hacemos, a nuestra propia vida y nuestra propia muerte.
Como “gallinas de granja” vivimos, buscando solo el dinero como fin único y exclusivo de nuestra existencia. Hemos perdido la divinidad del mundo y de nuestra propia vida. Hemos olvidado el valor y el respeto por la VIDA. Todo se reduce a “tener y comprar”, sin ninguna actitud crítica y analítica al sistema, sin ninguna mínima reflexión sobre los valores y principios que nos ha impuesto la modernidad, el neoliberalismo y la globalización.
Sin memoria histórica, sin identidad, como pollos de granja luchando unos contra otros. Sin piedad y sin solidaridad, desalmados e inconscientes. Robándonos y engañándonos, haciéndonos trapas, quintándonos mutuamente el poco dinero que ganamos.
Hemos perdido la autodeterminación existencial y la cultura ancestral para regir la vida personal, familiar y comunitaria. Somos manipulados y no nos queremos dar cuenta de nuestra verdad existencial. Los chacales y las hienas se han apoderado de las instituciones, han reformulado los valores y han reinventado los paradigmas. Sus amos les dan poder con el dinero, la política y los medios masivos…ellos son todo.
El dinero, el comercio, la economía, la multimedia, la diversión embrutecedora, la vulgaridad y bajeza, la frivolidad y la vacuidad saturan nuestros espacios privados, familiares y comunitarios. Y en medio de este hartazgo y esta pobreza espiritual nos intoxicamos de porquería y media para no ver la realidad.
Hoy, una parte del pueblo de México se siente desilusionado por el resultado de las pasadas elecciones. Más allá de quienes o quien haya ganado y quienes perdido. Como en una borrachera de seis años preparando que su candidato llegara democráticamente a gobernarlos, hoy viven una “durísima resaca por la cruda realidad”. Nuevamente “perdieron”.
Ingenuamente creyeron que los Señores del dinero dócilmente iban a dejar sus privilegios, sus canonjías, sus grandes negocios. Tontamente pensaron que dejarían el poder a un grupo de ciudadanos que “democráticamente organizados” tomarían la presidencia y “cambiarían el Sistema”. Sistema que les ha dado mucho dinero legal e ilegalmente, con políticos dóciles e instituciones corruptas incondicionalmente a sus órdenes y las de sus socios trasnacionales.
Ignorantes que no quieren darse cuenta que “los mercaderes” se hicieron del poder con la creación violenta de Estados Unidos y su “destino manifiesto global”. La toma de la Bastilla y la Revolución francesa fue el inicio de todos los golpes de Estado, de todas las invasiones y desestabilizaciones políticas, económicas y militares para imponer “la democracia del dinero, el comercio y la economía”.
La democracia “del becerro de oro”, es solo una parodia en la que todos se engañan sabiendo que es imposible un “gobierno del pueblo y para el pueblo” bajo el dominio del Mercado. Los mercaderes "nativos" son apoyados por los mercaderes globales.
La democracia del becerro de oro se sustenta en la división y enfrentamiento de los pueblos, en su ignorancia y enajenación. En el dominio del "interés privado sobre el interés público"´. En la lucha entre hermanos, pobres contra pobres, ignorantes contra ignorantes, abusivos y corruptos contra abusivos y corruptos. Todos contra todos, atomizados, débiles y vulnerables.
En la corrupción y debilitamiento de las instituciones, en la demagogia de los políticos que prometen a los electores y sirven a sus patrones, los dueños del dinero que los hicieron políticos y crearon la política para que los sirvan, de uno y otro partido, todos tienen al mismo amo, "el dinero".
La gente es “ingenua” porque no quiere entender (a pesar de las palizas que le ha dado el sistema político y económico) que gane quien gane el pueblo siempre pierde. No importa el candidato o el partido, nadie puede atentar contra EL SISTEMA, en México o en cualquier parte del "mundo libre".
Un sistema que es global, invisible e impalpable, pero que tiene todos los medios, todo el poder y toda la fuerza para meter en cintura a quien trate de atentar contra de él, de manera sutil o brutal, económica o militar. Se escucha siniestro y se percibe fantasioso, pero es real y “humanamente imposible de vencer”...por ahora.
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