miércoles, 17 de noviembre de 2010

UNA SOCIEDAD SIN LÍMITES



La quiebra de la civilización Occidental ha sido la pérdida de los valores y principios espirituales, familiares y sociales. Occidente esta conformada por tres culturas que han sido su sustento. La cultura judeocristiana en donde el culto al becerro de oro ha hecho que los mercaderes se hayan apoderado finalmente del mundo. La cultura grecolatina de donde se desprende su sentido de dominación, transformación y explotación de la naturaleza, ha tal punto ha llegado esta ideología que Occidente esta a punto de destruir el planeta ecológicamente, y finalmente la cultura germánica de donde se desprende el culto a la guerra.



 
La quiebra de Occidente inició precisamente con su expansión sobre el mundo en 1492 y la irrupción al poder de los mercaderes, quienes son los verdaderos artífices de los “descubrimientos”, la caída de la nobleza, los auspiciadores de la “democracia”, en el que “todos son iguales” ante las oportunidades pero algunos tienen el dinero para hacerlas valer, la decadencia de la religión, la decadencia y debilidad del Estado, para finalmente crear “su paraíso”... el Mercado. En efecto, ante la dictadura de las fuerzas del “Mercado” se han doblado los Estados más poderosos, los imperios y los reinos más antiguos, las iglesias más poderosas; parece que nada puede contener las increíbles, sofisticadas y complejas fuerzas intangibles que posee el “Mercado”, que ahora se a apoderado del mundo.

 


En este nuevo orden mundial, la globalización y el neoliberalismo, tienen en los medios de comunicación, especialmente la T.V., un poderoso e increíble instrumento de dominación ideológica y espiritual.

 

En efecto, no se ha querido cuestionar la responsabilidad social que tiene la T.V., especialmente porque atentaría contra los intereses del “Mercado”, si las personas no están embrutecidas no compraran ciegamente todo lo que les ordenan los mercaderes.



 
El cine y la T.V. especialmente ¡NO TIENEN LÍMITES! No tiene límites la violencia, la vulgaridad, el individualismo, la delincuencia, las adicciones, los asesinatos, el crimen organizado, la corrupción, la prostitución, la pornografía. En fin, no tiene límites la destrucción de los milenarios valores y principios éticos, morales y espirituales de los seres humanos, la familia y la sociedad. Los paradigmas de nuestra juventud y niñez naufragan entre la violencia, lo antisocial y lo bizarro. Bástenos ver la televisión y ver su reflejo en nuestra sociedad.




Los jóvenes de ahora nacieron sin límites. Nada tiene valor o sentido en este mundo más que el dinero y el poder... a cualquier precio. Están destruyendo lo único que los puede sostener a flote.



Pero los jóvenes no tienen la culpa. Somos los adultos los que hemos fracasado. Somos los adultos los que hemos llegado hasta donde estamos, ellos ayer eran tiernos niños moldeables que nosotros transformamos.


 

El problema es que estamos educando en la familia, en la escuela, en la sociedad a los jóvenes, sin los valores y principios esenciales de la vida humana. Todos estamos sólo preocupados por el dinero, por consumir, por tener poder y perdemos de vista lo inmutable y lo trascendente. Hemos cambiado el propósito social de carácter espiritual, por un proyecto económico. Hemos perdido el maravilloso espacio existencial de tener un proyecto abstracto de vida y hemos creado un proyecto económico de vida, lleno de insatisfacción, estrés, competencia e individualismo.


En esta miseria humana, de la que bien se dan cuenta los jóvenes, los seguimos bombardeando con publicidad, con series de T.V., con películas, con demagogia política, en medio de una sociedad sumida en la corrupción, los jóvenes no tienen límites, no tienen medidas, marcos normativos, de carácter ético, moral, familiar, social, espiritual y menos religioso.
 



Estos jóvenes son hijos de “Chavelo”, de Siempre en Domingo, de las caricaturas, de los antihéroes violentos, de los matones, de las vampiresas y de las “chicas triunfadoras”, ... de las calles de San Francisco. Les han dado clases de moral Gloria Trevi, de valores sociales don Francisco, de ideología política y civismo Guillermo Ortega y Javier Alatorre, de ética Lolita de la Vega y un largo etcétera, sin dejar de mencionar a los imprescindibles maestros extranjeros de las series extranjeras y de la meca del cine internacional.


 
Estos son nuestros jóvenes sin límites, hijos de una sociedad sin límites.


viernes, 12 de noviembre de 2010

LA INICIATIVA PRIVADA VS. EL BIEN COMÚN.


 
El mundo como lo conocemos, no ha sido estático. Las formas y los acuerdos sociales cambian, como cambian los valores y las ideas. Todo cambia. Mucha gente piensa que los seres humanos que nos han precedido en estos diez mil años de “civilización humana” pensaron como hoy nosotros pensamos, y eso no es totalmente cierto.

En efecto, han existido ideas y conceptos “fundadores y comunes” a todos los pueblos. Por ejemplo, el arco y la flecha, la lanza, la red, el caracol como instrumento sonoro, pero también otros más abstractos y que no son utilitarios, como es que el oro y la luz, que han sido usados por todos los pueblos antiguos del mundo (sin ponerse de acuerdo) como representaciones de lo divino y de lo sagrado.

Todos los pueblos del mundo, así como todos los seres humanos, no importando el tiempo y el espacio de su existencia han tenido un fin supremo, común y compartido. Nos referimos a la trascendencia espiritual de la existencia. En efecto, cuando un ser humano o un pueblo, maduran, crecen, alcanzan su nivel más alto de desarrollo humano, todos piensan, sin importar su cultura, su origen racial o geográfico o su tiempo histórico…todos buscan la trascendencia espiritual de la existencia material.

Los pueblos y las personas poco desarrolladas se quedan empantanadas y atascadas en el mundo material, en la inmediatez de la vida, en el dinero, en el tener, en el “gozar”…sean placeres carnales u obsesiones mentales como poseer todo lo posible para poder “ser alguien en la vida”. En general, cuando todo ser humano siente que la muerte lo ronda…se preocupa por la trascendencia existencial, solo al final cuando ya hay poco que hacer.

Pero volviendo al punto de nuestra entrega, en la historia de la humanidad, desde la aparición del “Homo erectus” hace apenas 140 mil años (el tiburón tiene 200 millones de años), EL BIEN COMÚN fue lo que permitió no solo la evolución de la especie humana, sino su propia supervivencia. En efecto, “el bien común” es el interés y valor más importante de un grupo humano, pues en él se condensa todas las aspiraciones de subsistencia y trascendencia. En el bien común están los objetivos y las metas más importantes para que el grupo humano no solo sobreviva, sino que le de sentido trascendente a la existencia material.

A fin de cuentas, píenselo bien amable lector, eso es lo único que realmente nos diferencia de los animales, nuestra conciencia por trascender espiritualmente nuestra existencia. El potencial espiritual es lo que realmente nos hace superiores a los demás animales. El nacer, crecer, reproducirse y morir lo hacemos todos, animales y seres humanos, unos mejor que otros pero todos lo hacemos. En cambio la búsqueda conciente de la trascendencia espiritual solo se encuentra en “algunos seres humanos”.

Pues bien, EL BIEN COMÚN es todo lo que se refiere a aspectos materiales e inmateriales (ideas, conocimientos, sentimientos) que nos ayudan, por una parte, a garantizar la supervivencia material, y por la otra a trascender espiritualmente la existencia. El bien común va desde la habitación, la alimentación, el vestido, pasando por la salud, la educación, la organización, hasta niveles superiores y abstractos como la religión y el Estado de Derecho. El BIEN COMÚN nos hace “ser” y trascender”. El bien común es patrimonio de todos y esta sobre todos los individuos de la comunidad y sus intereses personales.

Y ese es el punto. Cuando un puñado de individuos tiene “una iniciativa privada” que lesiona, vulnera, daña el interés público y el bien común, estamos frente a un choque de intereses, que atentan contra la VIDA.

En las seis civilizaciones madre del mundo, la “iniciativa privada” no estaba permitida y sí existía, estaba estrictamente regulada por el Estado, que era el garante del BIEN COMÚN. No se permitía que un minúsculo grupo de individuos dañaran el BIEN COMÚN de las mayorías. Por más ricos que fueran, jamás su poder podía atentar contra el poder de la comunidad y del Estado. La iniciativa privada era tolerada como “un mal necesario” y estaba totalmente restringida, no tenían LIBERTAD de hacer lo que quisieran, pues ante todo estaba el interés público y el poder del Estado.

Para el caso de los mexicas en el Periodo Postclásico en el Anáhuac, “los mercaderes” o “pochtecas” estaban bajo estrictas normas en las que no se les permitía el acceso al poder por la vía económica, tenía que hacerlo por medio de las armas a través de las “batallas floridas”. Sí un pochteca era prepotente o abusaba de su poder económico, era muerto en el acto y por ejemplo, los pochtecas tenían que introducir sus riquezas de noche a la Gran Tenchtitlán, para no ofender a los masehuales o pueblo común con la ostentación de su riqueza. Todo esto hizo crisis y en su momento los pochtecas de Tlatelolco se enfrentaron por el poder político con los tenochacas y fueron derrotados en un guerra interna.

El problema de nuestros tiempos es que un puñado de personas en todo el mundo, se han adueñado del dinero y de los medios masivos, y con es poder están cambiando milenarias estructuras humanas que ponen en peligro, no solo a la humanidad, sino al planeta Tierra. En efecto, la “iniciativa privada” de estos pocos individuos esta cambiando los valores y paradigmas de la existencia humana. El consumismo ciego, el individualismo, la explotación despiadada de las personas, la depredación de los recursos naturales y la contaminación ambiental, ya han condenado a la extinción a la especie humana y al planeta. Es cuestión de poco tiempo y no se exagera el peligro.

El caso de México es verdaderamente patético y nos revela, por una parte, el grado de explotación que sufre el pueblo de México por la despiadada colonización, y por otra parte, nos habla de la gran riqueza que genera el pueblo y sus recursos naturales. En efecto, el hecho de que un libanés avecindado en México sea EL HOMBRE MÁS RICO DEL MUNDO nos habla del grado de explotación que existe en México.

La “iniciativa privada” de Carlos Silm Helú es capaz de depredar a un pueblo pobre y dejarlo en la verdadera orfandad existencial. El poder personal de un sólo hombre esta por encima de los gobiernos, las leyes, los ciudadanos. La iniciativa privada del Señor Slim puede poner en jaque al gobierno federal o a cualquier gobierno estatal o municipal, pero por supuesto que acaba abrumadoramente a cualquier ciudadano que no se atenga a “sus leyes” o atente contra sus intereses. El señor Slim y su “iniciativa privada” atenta contra el BIEN COMÚN, y permite que existan 20 millones de personas en extrema pobreza o más de la mitad de los mexicanos no tengan la básico indispensable.

El señor Slim tiene esa cantidad de dinero gracias a la corrupción, a la injusticia social, al la inequidad, a un Estado Colonial, pero sobre todo, gracias a la IGNORANCIA DEL PUEBLO que él explota. La ignorancia del pueblo es el “bien más preciado de los mercaderes y políticos”, gracias a la ignorancia unos explotan despiadadamente a todos y otros usufructúan el gobierno indebidamente. Los políticos son siempre los títeres y empleados de “los mercaderes”, en México y en todos “los países democráticos” Porque como hemos señalado en este espacio, la democracia es la forma en la que “los mercaderes” gobiernan en nombre de los pobres a través de los políticos.

La riqueza del Sr. Slim representa el símbolo más oscuro de la explotación y la injusticia humana. La cuantía de su riqueza (el hombre más rico del mundo) representa la dimensión de la injusticia en México. El tamaño de nuestra pobreza es el tamaño de nuestra ignorancia. Por eso en este país, gente como Hank, Nacif, Bailleres, Salinas, Azcarraga, Harp, Saba, Surcar, hacen lo que quieren y lo que les conviene impunemente. Su “iniciativa privada” pasa (legalmente) por encima del BIEN COMÚN de las mayorías. El “Estado de Derecho” garantiza esta desviación humana. Las leyes, las instituciones y las autoridades están diseñadas para que esto funcione así, para que un hombre pueda ganar (legalmente) 50 millones de dólares diariamente al exprimir a decenas de millones de personas y al mismo tiempo 20 millones de personas no tengan qué comer.

Como puede ver el amable lector, este país no le pertenece a las mayorías. Este país lo hicieron en 1821 los criollos para los criollos. Su “iniciativa privada” es legal y esta por encima del BIEN COMÚN de 106 millones de personas.

domingo, 24 de octubre de 2010

LA FILOSOFÍA DEL AUTO CONSUMO


* El autoconsumo antítesis del consumismo.

* El bien común versus el interés privado.

* Inteligencia versus enajenación.

 
El “pensamiento moderno”, que no es otra cosa que las ideas que sustentan al capitalismo, nacido simbólicamente en 1776 con la creación de los Estados Unidos(1), y que comienza a contaminar y agredir a las milenarias civilizaciones y formas de organización social del planeta desde 1789, con la primera revolución burguesa del mundo en Francia(2) que fue promovida y financiada por los mercaderes.

 
Este modelo percibe al ser humano y a la naturaleza como objetos susceptibles de convertirse en “mercancías”. En tanto los seres humanos se puedan “explotar” mediante su “mano de obra” y la naturaleza sea fuente de riqueza a través de la depredación. Los dueños del dinero global, los mercaderes, por medio de “la democracia partidista”(3) puedan someter a los pueblos para que sean entregados como indefensas mercancías a las poderosas fuerzas del Mercado.

 
La visión diabólica de una super mega fuerza, que gobierne a todos los pueblos del mundo a través del dinero, las mercancías, el comercio y el consumo. Mundo en el que no existan culturas, lenguas, tradiciones, costumbres, religiones, monedas, autoridades, constituciones, instituciones, fronteras, banderas. Un mundo “perfecto” en el que se regule por las inexorables leyes del Mercado y en el que el ser humano esté excluido de la toma de decisiones y que el Becerro de Oro sea adorado en sus deslumbrantes templos, ahora llamados “mega centros comerciales” y grandes rascacielos de poder económico. Mundo en el que las diferencias se den por el poder adquisitivo y que los ciudadanos pasen a ser consumidores y el dinero la mercancía suprema del sistema.

 
Desde que los mercaderes, huyendo de las leyes ancestrales que los limitaban en el acceso al poder en el Oriente Medio, llegaron a la península europea invitados por el rey franco Pepino el Breve y continuaron con su hijo Carlomagno, quien quería crear el primer gran imperio en Europa, después de la caída del Imperio Romano a través de que en su familia hubiera una “sangre real”, que legalizara “ante Dios” su mandato en la tierra por medio de “los descendientes de David” (dadivianos)(4).

 
Los mercaderes han desarrollado una vieja estrategia para apoderarse del mundo. Primero lo hacen a través de la conquista económica e ideológica de los pueblos europeos guerreros (los bárbaros del Norte) y después, con ellos y su poder económico (judeo-anglosajón)(5), ir conquistando y sometiendo a todos los pueblos del mundo entero. Desde el reino franco hasta Irak(6).

 
Por miles de años, desde que el ser humano tuvo conciencia de “Ser”, buscó satisfacer sus necesidades materiales para posteriormente darle significado a su vida, para encontrar la trascendencia en la satisfacción de sus más elevadas necesidades de carácter espiritual. La conciencia de “Ser” transforma al mundo en un espacio sagrado. La divinidad humana deviene de la revelación de este misterio. Lo “humano” es el espacio de encuentro entre lo tangible del mundo material y lo intangible del mundo espiritual. Los testimonios históricos y arqueológicos de las seis civilizaciones con origen autónomo nos confirman unánimemente que en el vértice superior del desarrollo humano de cada uno de estos pueblos estaba en la “liberación del Espíritu de la materia”.

Los pueblos de Mesopotamia, Egipto, Anáhuac, China, India y el Tawantinsuyu vivieron durante milenios enteros construyendo sus diferentes culturas y civilizaciones a partir de la visión suprema de la liberación del Espíritu de la materia. De diversas formas y por diversos caminos se dirigieron al mismo punto. Sus “filosofías” y sus religiones, con diversas variantes buscaban el mismo camino de realización y plenitud individual y colectiva. Todas tuvieron una dirigencia sustentada en la virtud humana a través de desarrollar, por medio de la educación de la NOBLEZA HUMANA. Entendida, no como un linaje sanguíneo o la decisión hereditaria de un personaje, sino por el logro de una alta conciencia, una elevada responsabilidad y un conocimiento del desarrollo del potencial espiritual del individuo y la sociedad.

 
La condición humana es la imperfección. Por tal, nada es perfecto en la vida humana, pues perdería su esencia. La búsqueda de la VIRTUD es un camino, no una meta. Las seis civilizaciones ancestrales transitaron estos caminos con sus “altibajos” y jamás ninguna ha llegado a la “perfección”, pero la búsqueda y la lucha cotidiana de esa perfección o “virtud”, es lo que le da sentido a su existencia, de manera individual y colectiva. Este es el gran secreto y lo más elevado de la sabiduría humana, tomando en cuenta que “lo verdadero” y trascendente de la “realidad”, ni se ve ni se toca y que lo material e inmediato es tan solo “un espejismo”.

 
Pues bien, todos los pueblos antiguos del mundo, todos, han buscado por diferentes caminos el mismo destino. Sin embargo, la cultura creada por los mercaderes en Europa, que es la más reciente del mundo y que, simbólicamente desde 1492 ha iniciado “el descubrimiento, conquista y explotación” del mundo y que ahora posee, no solo el poder económico, financiero, comercial, tecnológico, militar e ideológico, sino fundamentalmente el cultural del planeta. En efecto, desde Wall Street, pasando por el Pentágono, las cadenas noticiosas y la producción de la multimedia “internacional” y conectadas electrónicamente con las bolsas de valores de Nueva York, Londres y Tokio, los mercaderes a través de su visión del mundo y la vida, -que es financiera, materialista y consumista-, han logrado imponer su cultura y “su verdad histórica”.

 
En efecto, los mercaderes han hecho creer que el “el mundo y la relación de los seres humanos y la naturaleza” han sido siempre iguales, como lo es hoy en día (explotación-depredación-consumo). Es decir, individualista, materialista y hedonista. La nueva religión en el mundo es la del culto al Becerro de Oro y sus sacerdotes son “los hombres de empresa” y el “fuego divino” es el dinero. Nos han hecho pensar a través de la multimedia que la religión, la espiritualidad, la ancestral tradición es producto de “la ignorancia” y el estado primitivo. El individualismo, la competencia y el poder económico son el camino de “la virtud moderna”. El dinero y el consumo “literalmente a cualquier precio”, así como la “desregulación” no solo de las leyes que protegen el bien común sobre el interés privado, sino fundamentalmente la “liberalización” de todas las reglas sociales (morales y éticas) que permiten tener una sociedad “sin límites”, son la culminación de una sociedad en la que la “libertad” (personal y de las corporaciones) es la esencia y fundamento de su existencia.

Los seres humanos de todo el planeta durante milenios vivieron en trono a valores que no tenían nada que ver con el consumo de bienes, el atesoramiento y el individualismo. Es apenas hace 234 años, con la creación de Estados Unidos y su visión del mundo y la vida, que los seres humanos estamos viviendo en un creciente “hipermaterialismo hedonista”, que aniquila al ser humano, la familia, la comunidad y al mismo planeta.

 
La creencia de que el ser humano vive para comprar y poseer, y que consumir es la experiencia más elevada de la existencia humana, es la base ideológica de los mercaderes y del Mercado. Nos han hecho creer que los seres humanos, desde el origen de los tiempos siempre fueron movidos por estos valores y que su vida personal y colectiva estuvo siempre sustentada en el mundo material exclusivamente. Que la codicia, la avaricia, el atesoramiento, la usura, el deseo de poseer y consumir es lo que ha movido a todos las personas en la “historia de la Humanidad”. Pero justamente es al revés, la humanidad ha vivido por milenios bajo la búsqueda de la trascendencia espiritual de la existencia material en sus múltiples niveles y en sus polifacéticas expresiones culturales. El comunitarismo, la solidaridad y la fraternidad han estado siempre presentes en la vida de los individuos, las familias y las comunidades. La naturaleza humana es biófila, aunque se encuentra sujeta a las poderosas fuerzas gravitacionales que corrompen a la materia. La muerte, en todo caso, ha sido para todos la experiencia más importante de la vida.

 
La idea del consumo ha envenenado el corazón de los seres humanos “modernos”. El creer que la vida es el espacio para poseer y comprar como fin supremo de la existencia. Que el “mundo material inmediato” es lo única realidad y que “el aquí y el ahora” es lo verdadero y lo que cuenta. Que no existe nada más allá de la limitada percepción material del “mundo”(7). Que el ser humano pasó de las cavernas al esclavismo, feudalismo, la monarquía, y que el capitalismo es la expresión más avanzada de la organización social. Los mercaderes ha través de “su historia oficial de la evolución del mundo”, han “universalizado” la historia oficial de Europa y la han extendido y hecho “verdad” para todos los pueblos del mundo. Han descrito a las milenarias y sabias formas de organización social de las seis civilizaciones Madre y demás pueblos del mundo como inhumanas, frívolas y abusivas, poniendo al Mercado y la “democracia partidista”, como la expresión más avanzada y “libertaria” de organización humana. Cuando ha sido totalmente al contrario. Nunca la humanidad ha vivido una dictadura imperial tan opresora, injusta y global como el capitalismo. La democracia partidista entendida como el gobierno de los dueños del dinero a través de los políticos para que a nombre de los pueblos sirvan a sus mezquinos intereses que siempre han atentado en contra del bien común, la humanidad y la naturaleza.

 
Los mercaderes por medio de la ciencia, tecnología y el capital le han amputado al ser humano el derecho al trabajo y lo han obsesionado en el consumo. Durante milenios enteros en todo el planeta, el ser humano podía a través de su inteligencia, habilidades y experiencia, podía encontrar el medio para satisfacer sus limitadas necesidades materiales. Su vinculación con la naturaleza en general fue respetuosa. Se tomaba de la naturaleza lo que se necesitaba y ésta podía recuperarse. Con la Revolución industrial (mitad del S. XVIII) la maquina empezó a desplazar la mano de obra y para nuestros días el obrero no requiere experiencia, aptitudes e inteligencia. Se han convertido en insignificantes y prescindibles apoyos de las maquinas y la producción en serie. El trabajador del S. XXI no tiene trabajo y en cambio tiene muchas cosas inútiles que comprar con “abonos chquitos”.

 
Pues bien, el objetivo de esta reflexión es analizar el concepto del “AUTOCONSUMO”, como una milenaria expresión de actitud ante el mundo y la vida, plena de sabiduría humana y dejar el limitado sentido económico-material que hoy se le da en el lenguaje de la ciencia económica. El autoconsumo es una ancestral expresión de vida, una interpretación y sentido, no solo del mundo sino fundamentalmente de la razón de la propia existencia humana. Partiendo de que “el ser humano no nació solo para consumir, sino que consume para vivir”. Y que la vida y el mundo material son solo un medio, y no un fin de la existencia. El autoconsumo esta sustentado en la sabiduría, la sobriedad, la austeridad y sobre todo, en la inteligencia. Vivir con lo esencial de carácter material para dedicar la mayor parte de la energía y del tiempo (individual y colectivo) en buscar y trabajar la trascendencia espiritual de la existencia.

 
El autoconsumo plantea que lo que se tiene o se puede producir es lo que se debe consumir. Lo que no se tiene y no existe no se consume. Que lo que existe o puede uno hacerlo existir, sin un exceso desmedido de gasto de energía y tiempo, es lo que se necesita. Salirse de esta línea es perder energía y tiempo para “forzar al mundo” a ser como a uno le ha enseñado la publicidad y los mercaderes que debe ser. Llamamos “el mundo” a lo que es material y por lo tanto “aparente”(8). En efecto, los verdadero y vital no se toca ni se ve, sólo se siente.

 
La filosofía del autoconsumo se sustenta en la inteligencia ancestral de carácter universal del ser humano. La frugalidad, la austeridad, la sencillez y la humildad son los valores y principios que sostienen la cultura del autoconsumo. Es entonces la inteligencia y la sabiduría lo que permite que los individuos y los pueblos logren normar sus tradiciones, usos y costumbres bajo estos preceptos de vida.

 
De manera contraria, los individuos y los pueblos ignorantes e incivilizados se caracterizan por fundamentar su vida en el orden material, en el consumo, la comodidad, la competencia, la violencia y la inmediatez. Esta clase de individuos y de pueblos, al no tener el sustento espiritual y un meta objetivo trascendente, encuentran en el consumo “su realización”, que finalmente los condena a la desolación y la desintegración.

 
Diferenciar “lo aparente de lo real” en el mundo y la vida, es el gran desafío de los seres humanos concientes. Las fuerzas de “la oscuridad” encarcelan al ser humano en el limitado espacio de la materia y la inmediatez. “Las sociedades modernas” fomentan y auspician, directa o indirectamente la enajenación y la ignorancia de sus pueblos. Atacan las antiguas religiones y alientan la creación de nuevas y estrambóticas sectas que fraccionan y enfrentan a la sociedad, creando individuos fanáticos, insensibles e individualistas.

 
La filosofía del autoconsumo sigue siendo una valiosa herramienta para enfrentar el mundo y la vida, aún en nuestros tiempos y en sociedades consumistas y urbanas. Esta filosofía le da fuerza y temple a nuestro “propósito abstracto de vida”. Nos invita a convertir este drama humano en un desafío y los desafíos no puedes ser buenos o malos grandes o pequeños, son simplemente desafíos.

 
En pleno siglo XXI y en medio de una gran metrópoli pude un ser humano conciente, implementar en la vida cotidiana la filosofía del autoconsumo. No se trata de ir a sembrar un huerto familiar en un camellón de una avenida o en masetas de la pequeña terraza del departamento. Se debe y se tiene que ser más creativo y desafiante.

Se trata en cambio de asumir conciente e inteligentemente el desafío de vivir en una sociedad que esta “prefabricada” para que la gente no piense, no sienta, no decida. El punto es enfrentar con valor y temple a la multimedia que cotidianamente envenena el corazón y embrutece la mente. Decirle NO a la radio y a la televisión comercial y tener el poder personal de ser selectivo e inflexible. De tener la fuerza interna para no ser “atrapado” por la publicidad, los aparadores, los centros comerciales y las amistades superficiales.

 
Saber qué es lo que no se quiere. Qué es lo que no es necesario y qué es lo indispensable. Ser mezquinos y avaros con nuestro tiempo y nuestra energía. No desperdiciarla con personas y objetos, superfluas e innecesarios. Enfocarse en “lo verdadero” y hacer a un lado lo aparente del “mundo material”. Invertir y esforzarse lo necesario para obtener lo básico indispensable y poder dedicarle el mayor tiempo posible y la mayor energía a las “cosas verdaderas” del mundo y la vida. Es creer en uno mismo, en lo más profundo y verdadero, en lo esencial.

 
Tener una filosofía de autoconsumo es auto definir las propias prioridades del mundo y la vida. Es buscar “el centro” y encontrar “el equilibrio” en lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos. Diferenciar “lo verdadero de lo aparente”, lo inmediato de lo trascendente”. Se tarta de vivir con inteligencia y sabiduría, con austeridad y sobriedad. Alejándose del “ruido del Mercado y el vocerío de los mercaderes”. Es aprender a dialogar con “el enemigo interior”. Es definir un proyecto de vida propio y tomar lo más indispensable del mundo material para construir una vida sólida y verdadera. Reconocerse a sí mismo en el espejo humeante de Tezcatlipoca. Esculpirse en la Batalla Florida un “rostro propio y un corazón verdadero”.

 
NOTAS.

1) Antes de la creación de E.U. no existían en el mundo países, solo reinos, imperios, federaciones, sultanatos, etc., pero no países como hoy los concebimos.

2) La Revolución Francesa fue alentada y financiada por la burguesía que quería derrocar a la monarquía para asumir el control político, económico, social y cultural, no solo de Francia, sino de Europa. Durante el siglo XIX las guerras entre “republicanos y monárquicos” cundió en el continente europeo y desencadenó las “independencias” de las colonias españolas en América.

3) La estrategia de los mercaderes es fragmentar y dividir a la sociedad. Es más fácil dominar a individuos aislados y doblegar los intereses del bien común, representado en grupos que ha su vez siempre están divididos y enfrenados entre sí. Por eso el concepto de PARTIDO POLÍTICO, justamente “parte y divide” a la sociedad frente a los intereses de los mercaderes y del Mercado.

4) “En el siglo V, el imperio romano se ha derrumbado bajo el empuje de los pueblos bárbaros. Uno de los efímeros reinos que surgen entre los restos de Roma se decan (cortado en el original) rico y el título de duque de Toulouse, se le casó con Auda Martel, hermana de Pipino el Breve. Quedaba así instaurado un estado judío libre en el sur de Francia, en la Provenza, que incluía las posesiones del reino franco en España. Un hijo de este heredero de David, carolingio a su vez por parte materna, fue enviado como embajador a Bagdad para reclamar cierto grado de soberanía sobre Jerusalén para el futuro emperador Carlomagno. Y en efecto, un patriarca, Zacarías, fue el portador de tal reconocimiento, llevando hasta el lejano reino franco una llave y un estandarte de la ciudad sagrada. Los reyes francos podían decirse ahora herederos de los monarcas de Jerusalén y erigirse, por tanto, en jefes de la Cristiandad. (Revista Año Cero. Francisco Javier Arries, Jose A. Campaña.)

5) La dinastía carolingia procuró unirse a la sangre del rey David de Judá y de Israel (971 a.C.) para legitimarse. Parece ser que lo consiguió mediante Makhir David (730-793), exilarca de Bagdad (Babilonia), cabeza y heredero de la Casa Real de David, que fue llamado a Francia por Pepín III, rey de los Francos, y le concedió el nombre de Teodorico I y los títulos de Duque de Toulouse, Conde de Narbona y Nasi (Príncipe judío) de Francia. Lo casó con Auda Martel, hija de Carlos Martel, hermana de Pepín III el Breve y tía de Carlomagno. Esta estirpe la recoge a través, entre otras, del conde Vifredo el Pilós. (Real Academia e Instituto de Estudios Occitanos/Sitio Oficial. http://sites.google.com/site/ realacademiaeinstituto/investigaciones)

 
6) Parientes de Cristo. Recientemente, el historiador Joaquín Javaloys ha ido más lejos, realizando un exhaustivo estudio para demostrar que las principales casas reales europeas están emparentadas con Makhir, y por tanto descienden del linaje davidiano.
A los carolingios les siguieron los Capeto, también emparentados con éstos y en quienes convergen tres ramas davídico-carolingias: los Capeto y sus continuadores, los Valois, son pues herederos directos de los carolingios, y por tanto de David. Pero también sus descendientes, que entroncan con las casas reales de Borgoña, Braganza, Austria, Borbón, Saboya, los Otones, Sasse-Wessex, Anjou-Plantagenet, Ivrea-Spoleto y Suabia-Hohenstaufen. Puede afirmarse que la sangre del rey David ha corrido por todas las casas reales que han gobernado Europa, y que lo sigue haciendo hoy.
Sin embargo, del linaje de Makhir surgió una rama de davidianos de religión israelita que sostuvo una guerra fratricida con la rama cristiana davidiana carolingia. El resultado fue que la rama judía ortodoxa fue exterminada. De hecho, el importante principado de Septimania ha sido relegado al olvido.
No hay que olvidar que en este fructífero, culto y tolerante reino del sur de Francia florecieron herejías como la cátara y surgieron gran cantidad de sociedades iniciáticas y cabalisticas. La cruzada contra los cátaros fue probablemente el golpe final asestado por generaciones de conspiradores interesados en hacer desaparecer del mapa todo vestigio de su ilustre pasado. Después, un extraño velo de silencio se ha generado en torno a la sangre davídica enraizada en el sur de Francia, convirtiéndola en un misterio que parece la base de las leyendas del Santo Grial (término que en lengua occitana se asemeja a Sangre Real).
La existencia de Makhir-Teodorico como jerarca de la casa de David es una evidencia histórica perpetuada en la monarquía española. Esta estirpe llegó a los reinos hispanos de la Reconquista. Alfonso II el Casto emparentó con ella al casarse con una nieta de Makhir-Teodorico. Y procesos similares de emparentamiento tuvieron los reyes de Navarra, de León, de Portugal, de Aragón y de Mallorca. También Fernán González, el primer conde independiente de Castilla, se unió a la Casa davídica por su matrimonio con Sancha de Navarra. Con los reyes católicos el mítico linaje judío encuentra unos monarcas españoles que ya responden al arquetipo de monarcas universales, con vocación de liderar, por derecho divino y herencia, a toda la Cristiandad; un proyecto que adquiere todavía mayor fuerza con las figuras de Carlos 1, el Emperador, y Felipe II. Juan G. Atienza subraya el hecho de que Felipe II tenía, entre sus múltiples títulos, el de "rey de Jerusalén", y que se identificaba a sí mismo y a su padre con los dos fundadores de este linaje. La analogía está expresada en la entrada de El Escorial, donde ambos monarcas bíblicos son representados en la misma posición en la que se encuentran las tumbas de los dos reyes españoles. (Revista Año Cero. Francisco Javier Arries, Jose A. Campaña. http://www.artrev.8k.com/0000000055.htm)

7) En esencia, “el mundo” es solamente un conglomerado de cargas energéticas que la razón, a través de la percepción, lo codifica como objetos sólidos. Pero la “materia” esta constituida de protones, electrones y núcleos que se encuentran en permanente y eterno movimiento.

8) Todo ser humano tiene la capacidad de percibir que lo único que puede trascender a la muerte, sí es que algo lo puede hacer, es indiscutiblemente lo más intangible que anida en el terreno del Espíritu. Las civilizaciones antiguas y sus religiones y “filosofías” casualmente en este punto se ponen totalmente de acuerdo. Es por ello que todas señalan que el mundo material es una “apariencia”, que lo “verdadero” del ser humano es lo que trasciende.



domingo, 3 de octubre de 2010

EMPLEO, EDUCACIÓN, JUSTICIA Y PAZ.



      Los seres humanos en el mundo demandan lo mismo que en Washington, donde decenas de miles de personas reclaman “empleo, educación, justicia y paz”. Los dueños del dinero, “los mercaderes”, han sumido a la humanidad en una nueva EDAD MEDIA, en donde la violencia, la ignorancia, la pobreza se extiende por todo el mundo como una pandemia.



Nunca antes, las fuerzas oscuras y perversas han tenido el poder global. El sueño de Hitler se ha convertido en una amarga y dolorosa pesadilla para miles de millones de habitantes de este planeta. No se exagera.



Lo que hace apenas cien años era algo inseparable de cualquier hombre, -el tener trabajo para darle de comer a su familia-, fuera en el campo o en la ciudad, hoy es un privilegio de muy pocos, porque los dueños del dinero, “los mercaderes”, se han apropiado de todo el dinero y la tecnología la usan para desplazar al trabajador, quitándole toda posibilidad de que posea su “propio conocimiento” para darle “plusvalía” a su mano de obra. Hoy los obreros y los empleados, gracias a la perversidad y a la tecnología, no necesitan saber nada de nada, son totalmente reemplazables, no vale nada su fuerza de trabajo y su inteligencia. Hoy los seres humanos, comenzando por los de los países “ricos”, piden trabajo bien remunerado y con prestaciones. No hay trabajo porque las maquinas han substituido al ser humano en beneficio de los mercaderes.



Todos los gobiernos del mundo son enemigos de la Educación. Porque un pueblo educado no permite tener a la clase de gobernantes que hoy tiene el planeta. Serviles títeres de los mercaderes. Gobiernan en nombre del pueblo a favor de los intereses económicos y políticos de los consorcios trasnacionales que se están adueñando del planeta. Los mercaderes han logrado transformar la Ecuación en una limitada “instrucción” para que los más astutos y abusivos se encaramen en la cadena de explotación. La “educación de los mercaderes” se ha convertido en un negocio para embrutecer y mantener en la ignorancia y la insensibilidad a las nuevas generaciones. La formación de valores, principios, actitudes y nobleza humana han sido erradicado de los nuevos “modelos educativos”. Vivimos una época oscurantista por la falta de Educación para el pueblo. Los medios ahora son los educadores de la sociedad y su objetivo es envilecerla, enajenarla y mantenerla sometida con las cadenas de la ignorancia.



La justicia ha sido erradicada de las sociedades modernas. La justicia es hecha por los mercaderes y sirve a sus intereses. Los grandes robos, desfalcos y traiciones al pueblo los hacen los sicarios de los mercaderes de manera “legal”. Por ello ahora la “legalidad es inmoral”. Desde invadir a un país para quitarle su petróleo hasta acabar con un mercado interno para favorecer a una trasnacional o cabildear para que las empresas trasnacionales sigan envenenando a la niñez con comida chatarra vendida en las escuelas, todo se hace de manera “legal”. La cárcel, que no justicia, es solo para los pobres de todos los países del mundo. La justicia se ha vuelto, en manos de los mercaderes un lucrativo negocio “legal”. El interés individual y de la “iniciativa privada” lesiona el bien común. La ley y la justicia están a favor de la “iniciativa privada trasnacional”. Vivimos un mundo sin verdadera justicia hundidos en la lacerante simulación e hipocresía pública y privada.



La guerra ha sido el medio por el cual los mercaderes se han apoderado del mundo. La guerra, que es la acción más denigrante de la especie humana, y que ha sido en ocasiones un “medio” necesario para obtener justicia, respeto y autodeterminación, hoy los mercaderes la han convertido en un “fin” en sí misma. Es decir, la guerra se ha convertido cínicamente en un lucrativo negocio que va en vías de privatizarse totalmente. En efecto, la guerra y el comercio, así como el dinero y el consumo, han sido las principales herramientas de los mercaderes para someter al mundo. Sin dejar de mencionar a la “multimedia” y la red global financiera.



Y todo esto lo han hecho los mercaderes a través del engaño a los pueblos. Se nos ha hecho creer que el imperio del Mercado es el estado más elevado de una sociedad. Que las ancestrales y milenarias formas de gobierno y organización social son primitivas, “inhumanas, que mantienen al ser humano en la esclavitud y que limitan “el desarrollo personal”. Desde que invadieron Europa los mercaderes en la Edad Media y fundaron sus dos polos de poder –Londres y Venecia-, creando un red comercial y bancaria para preparar la invasión del planeta a partir de 1492, así como la fundación del primer país del mundo –Estados Unidos en 1776-, hasta llegar a la “primera revolución burguesa del mundo” en 1789 con la “Revolución Francesa” que no fue más que el primero de muchos “golpes de Estado” que han dado los mercaderes en el mundo. Los mercaderes han impuesto el oscuro Imperio del Mercado. La peor tiranía que jamás ha existido en la historia de la humanidad. Esta dictadura que es global y trasnacional y que posee la fuerza más grande de la historia en lo militar, económico, político, tecnológico y sobre todo, mediático, ha envenenado a la mayor parte de los habitantes del planeta que piensan que la democracia partidista, la libre empresa, el Mercado, el consumismo, el libertinaje sin límites, la modernidad, son los mayores avances humanos.



Los miles de millones de personas que no tienen trabajo, que tienen hambre, que no tienen acceso a la educación, a la salud, a la justicia y que viven –independientemente el país-, en un estado de guerra permanente. Sea de baja intensidad, fraticida, “contra el terrorismo”, “contra el narco”, contra los empleados, obreros, campesinos o indígenas insurrectos al sistema de los mercaderes. Todos ellos a nivel mundial están pidiendo lo mismo. Sea en Grecia, España, Estados Unidos o pequeños países pobres debido a la colonización, todos piden lo mismo: “empleo, educación, justicia y paz”.



Qué estamos ciego los habitantes de este planeta. Es que hemos perdido la inteligencia y el sentido común. Por qué no nos damos cuenta que todos tenemos en común al mismo enemigo.



viernes, 1 de enero de 2010

EL CONCEPTO DE MÉXICO Y MEXICANO EN LA COLONIZACIÓN DEL ANÁHUAC




Los invasores desde hace cinco siglos de ocupación, sustentan su Estado Colonial en la pérdida de la memoria histórica de los invadidos. Los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos del Anáhuac, han tenido que enfrentar la explotación y el abuso sin la capacidad de saber, quién en verdad son, de dónde vienen y a dónde van. Han vivido en un círculo perverso de ignorancia de sí mismos, en una amnesia total y por ende, en una indefensión total. Tratando de ser lo que no son y despreciando lo que esencialmente los hace ser. Han terminado como colonizadores de sí mismos, aspirando emular a sus verdugos en vez de combatirlos. Explotándose, depredándose, violentándose y despojándose a sí mismos. Han vivido en estos cinco siglos en una sociedad de “vencedores y vencidos”.


A pesar de ser una de las seis civilizaciones más antiguas y con origen autónomo de la humanidad, no conocen su milenaria historia, no saben quienes son y cómo se llaman. Se han formado como “extranjeros incultos en su propia tierra”. Han vivido como sumisos esclavos y peones de los invasores y sus descendientes culturales. Explotados en la encomienda, luego en la hacienda y hoy, como empleados con el salario mínimo. Trabajando para hacer ricos a los extranjeros y vivir en la miseria más lastimosa de generación en generación.


Esta civilización le llamó por milenios a este continente Cem Anáhuac y aún los historiadores criollos como Francisco Javier Calvijero en el Siglo XVIII recogen en sus escritos el nombre de “Anáhuac” para nombrar los territorios originales. Todavía en 1813, José María Morelos y Pavón convoca en la ciudad de Chilpancingo un congreso al que le llamó, “Congreso del Anáhuac”, donde los sublevados del Virreinato de la Nueva España definirían cuál sería el derrotero de la sublevación y en el cual Morelos, daría a conocer “Los Sentimientos de la Nación”. Sí estas tierras milenariamente fueron “El Anáhuac”, por qué ahora se llaman “México”.


Fue la lucha de 1810 un estallido social provocado por las fuerzas económicas y políticas del Virreinato de la Nueva España, no la lucha de los pueblos originarios para poner fin a la invasión y explotación extranjera. Los pueblos originarios fueron usados para definir las posiciones de poder entre los gachupines y los criollos. Miguel Hidalgo y sus conspiradores, al saberse descubiertos llamaron a un estallidos social de los indígenas en contra de los gachupines. Trescientos años de injusticia y explotación acumulados, solo necesitaron el llamado de “un cura”, para iniciar el estallido. No era la primera vez que los pueblos originarios se revelaban en contra de la ocupación europea, desde 1531 se dio la primera gran rebelión indígena y la historia oficial calla el rosario de rebeliones en el periodo colonial, lo cierto es que ninguna en tres siglos, fue convocada, organizada y financiada por los criollos. Esa fue la diferencia.


Después de 11 años de una cruenta y devastadora guerra civil, los criollos vencen a los gachupines, más por factores externos que internos definieron esta supuesta “independencia”. Y en 1821 los criollos crean “su propio país” al que “ellos” llaman México. En esta nueva realidad social, nuevamente quedan excluidos los pueblos originales y su milenaria civilización y con ello el nombre ancestral del Anáhuac.


Después de la expulsión de los gachupines, los criollos vencedores se dividen en dos grupos, opuestos y antagónicos, que lucharán por dos concepciones “de país” totalmente diferentes una de otra. Sí unos son liberales los otros serán conservadores, si unos son federalistas, los otros serán centralistas, sí unos son republicanos los otros serán monárquicos. Esta lucha llega hasta el Siglo XXI, en dónde sí unos son priístas, los otros serán panistas. El país de los criollos desde hace dos siglos esta dividido y enfrentado, en lo único que se unen y se ponen de acuerdo los criollos, es en la exclusión y explotación de los pueblos originarios y sus, al parecer, inacabables recursos naturales. La ideología criolla les ha negado totalmente a los pueblos y culturas originarias el derecho a ser y auto determinarse en estos dos siglos de “vida independiente”.


Los criollos al termino del estallido social, crean “su país”, como los que a principio del Siglo XIX se estaban formando por iniciativa de los mercaderes en el continente europeo. En efecto, el “Nuevo Orden Mundial” se inicia con la creación de Estados Unidos de Norteamérica en 1776, y prosigue la estrategia con el financiamiento del golpe de Estado a la monarquía francesa en 1789, al que la “historia oficial de occidente” llama con eufemismo la “Revolución Francesa”. Pero que implica. No solo el derrocamiento de los gobiernos constituidos, primero en Europa y luego en todos los pueblos del mundo. Sino además una nueva visión de organización humana, en la que el individualismo, la propiedad privada, las sociedades anónimas, el comercio y el consumo, serán la razón de ser de pueblos y gobiernos. La “modernidad” implica la ascensión del capitalismo y el “culto al Becerro de Oro” a través de la democracia.


Los mercaderes han pretendido derrocar las milenarias formas de gobierno de los pueblos, que fueron creadas a través de sus tradiciones, costumbres e historia, para imponer “la democracia” y con ella el capitalismo, el dominio del Mercado sobre el Estado, el sistema de partidos políticos, el consumismo y un largo etcétera. Nada nuevo desde 1789 en Francia hasta 2010 en Irak.


Los criollos, europeos nacidos en México, iniciaron la “construcción de su país”. Los criollos se creían los poseedores de la esencia de la identidad local. Por supuesto, desplazando y desconociendo totalmente a los pueblos y culturas originarias. Los criollos tomaron simbólicamente a “los mexicas” como su más antiguo origen. Esta tendencia se vio surgir desde mediados del Siglo XVIII, cuando el criollismo buscó sustentar su “autenticidad” en una mitológica cultura mexica, muy parecida en su descripción a la romana de los europeos. Así, los mexicas del Siglo XVI, descritos por los conquistadores y misioneros como “salvajes y caníbales”, pasaron a ser, los cultos y poderosos mexicas “dominadores de todo el Anáhuac” para los criollos del Siglo XVIII.


Los criollos en su rebeldía querían crear un origen “autóctono”, para confrontarlo con lo ibérico. Por eso transformaron a los mexicas, y en su discurso los convirtieron en “un poderoso imperio”, al que sus antepasados habían conquistado. Esta es la razón por la que le ponen “México” y no Anáhuac” a su nuevo país.


Como en los escritos del Siglo XVI se hablaba de la gran ciudad de México-Tenochtitlán, los criollos decidieron que ese nombre debería llevar su nuevo y flamante país. Por supuesto que no se consultó a los pueblos originarios, ni a sus tlamatinimes que habían sobrevivido al holocausto, el acto de la creación de México, como la mayoría de los actos de esta “Patria” en los doscientos años de su pequeña existencia, han ignorado y excluido totalmente a la Matria, la civilización Madre que tiene ocho milenios de existencia.


De esta manera, el país de los criollos llamado México, se constituye de manera vertical y autoritaria, por un “puñado de personas”, que permanentemente ignora, desvalora y desconoce la civilización que constituye la esencia de la mayor parte de los ciudadanos de “su país”, y que no ha desaparecido, como ellos suponen desde el 13 de agosto de 1521. Los criollos siempre han buscando modelos y capitales foráneos para modernizar, desarrollar y globalizar a “su país”. Pero nuca, en estos dos siglos, han buscado respuestas en la civilización del Anáhuac, que logró el mayor avance de desarrollo humano del mundo. Esta actitud mezquina, miope y racista de los criollos, históricamente ha impedido una verdadera mezcla y fusión de las dos civilizaciones y ha condenado a los criollos al permanente subdesarrollo y a los pueblos originarios a la exclusión, explotación y miseria.


El llamarle México al Anáhuac, por una parte nos habla del desprecio y negación de los criollos por la civiliza invadida. Pero por la otra, nos demuestra la absoluta amnesia y sometimiento de los sobrevivientes al holocausto. Su total colonización mental e intelectual. Lo que explica la dramática y miserable situación que viven históricamente los descendientes culturales de los antiguos anahuacas.


De esta suerte, “los mexicanos” son los colonizados y desmemoriados. Aquellos que, en el mejor de los casos, poseen una frágil “Identidad Nacional”, pero que no poseen una sólida “Identidad Cultural”. La “Patria” es la de los mexicanos que “celebraran su independencia” el 15 de septiembre. La “Matria” es de los anahuacas poseedores de una sabiduría milenaria para sobrevivir y crear una asombrosa cultura de resistencia. Los mexicanos son “patrioteros”, los anahuacas son “tradicionalistas”. Unos están esperanzados al “gobierno y los partidos políticos”, los otros están aferrados a las tradiciones y costumbres ancestrales que están sabiamente camuflajedas en las llamadas “culturas populares”.


Los anahuacas son los nahuas, mayas, zapotecas, mixtecas, totonacas, purépechas, mazahuas, etc. Descendientes de las culturas originarias. Mestizos totalmente, pues ya no existen los “pueblos originarios” del periodo Clásico o del Postclásicos. Los pueblos originarios se han transformado, como todos los pueblos originarios del mundo. Pero mantienen en su esencia, la visión del mundo y la vida, los valores y principios ancestrales de la Toltecáyotl. Quizás tienen problemas para concebirse como “mexicanos” y muchos de ellos sienten muy lejana a la Patria. Porque a lo largo de estos dos siglos, la Patria los ha excluido, traicionado y engañado. Saben, por su propia experiencia histórica, que la Patria siempre ha estado al servicio del explotador, del ladrón y del asesino. Muy pocas veces, la Patria les ha hecho justicia y les ha garantizado sus derechos históricos, comunitarios y humanos.


Los mestizos desculturizados, intuitivamente se refugian en la Matria. La Virgen de Guadalupe, El día de Muertos, las fiestas patronales, los valores familiares, “flor y canto” y fundamentalmente, la milenaria cultura culinaria los mantiene unidos inconscientemente a su esencia ancestral.


Lo que hoy es el país llamado México, es un proyecto criollo, excluyente y explotador. México es el ejemplo de la injustica, abuso, racismo y explotación. Los criollos nunca han sabido crear riqueza y menos a compartirla, pese a contar con un pueblo trabajador y recursos naturales casi ilimitados. Su sueño desde 1821 es que los capitales extranjeros exploten al pueblo y depreden los recursos naturales a cambio de que a los hagan “socios” y les den unas cuantas migajas para vivir cómodamente sin ningún esfuerzo de sus rentas.


Sus gobiernos han sido de pacotilla, viviendo de “sueños imperiales”, la alta burocracia ha sido corrupta, cínica e ineficiente. Se dan vida de emperadores y las arcas nacionales han estado al servicio de sus caprichos y banalidades. No ha existido un proyecto endógeno de desarrollo, todos los modelos económicos, políticos y culturales han sido importados, primero de Europa y hoy de Estados Unidos. La justicia social ha sido solo demagogia en los tiempos electorales.


La iniciativa privada criolla es totalmente explotadora y depredadora. Nunca han tenido una responsabilidad social e histórica con el pueblo y con el país. Apoyada por el “Estado criollo”, siempre se ha mostrada despiadada e insensible con los trabajadores. Condenándolos, en el campo o en la ciudad a condiciones de miseria. La iniciativa privada criolla jamás se ha caracterizado por invertir en investigación, en inversiones a largo plazo y menos aún en arriesgar sus capitales. Incompetente e ineficiente, vivió protegida por el gobierno, ofreciendo productos y servicios de poca calidad y muy caros, razón por la cual no pudo competir con un mercado internacional, en la globalización impuesta, la economía criolla ha colapsado.


Podemos entonces concluir que existen dos proyectos de nación. Uno que tiene el poder político y económico, y que es la continuación de la invasión y colonización iniciada en 1521 por extranjeros avecindados y sus descendientes culturales. Que crearon “su país” en 1821 y que le llamaron arbitrariamente “México” y que han creado en los dos últimos siglos una ideología de explotación y depredación totalmente irresponsable que esta conduciendo a una crisis y estallidos social, que no tiene futuro, justamente por su desbordante e insaciable rapiña e injusticia social.


El otro proyecto civilizatorio del Anáhuac, emanado de una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad y con origen autónomo. Proyecto que logró los avances más importantes en cuanto a Desarrollo Humano en la historia de la humanidad. Que fundamentó a lo largo de siete milenios y medio, sus logros en: el impulso de la ciencia y la investigación; en basar la vida en sociedad a través de la educación pública, obligatoria y gratuita; en una sociedad pacifista y anti bélica; en una sociedad que impulsó la austeridad y la frugalidad ante el mundo material, por lo cual no inventó la moneda; en una sociedad en la que sustento sus relaciones sociales en el comunitarismo, por lo cual no existió la propiedad privada. Y finalmente, porque desarrollo un propósito social abstracto, de carácter espiritual, que tuvo una continuidad asombrosa, por lo menos a lo largo de tres mil años.


El proyecto criollo se basa en la Patria, el proyecto ancestral se basa en la Matria. Uno es exógeno y el otro endógeno. Uno es político-económico, el otro es histórico y cultural. Uno posee 200 años de experiencia importada del exterior, el otro posee siete mil quinientos años de desarrollo endógeno y quinientos años de una sofisticada cultura de resistencia. Uno esta sustentado en leyes e instituciones impuestas, el otro esta sustentado en las tradiciones y instituciones milenarias “propias”. A uno se le acabó el tiempo, el otro posee el futuro. Uno se llama México y el otro se llama Anáhuac.