El mundo como lo conocemos, no ha sido estático. Las formas y los acuerdos sociales cambian, como cambian los valores y las ideas. Todo cambia. Mucha gente piensa que los seres humanos que nos han precedido en estos diez mil años de “civilización humana” pensaron como hoy nosotros pensamos, y eso no es totalmente cierto.
En efecto, han existido ideas y conceptos “fundadores y comunes” a todos los pueblos. Por ejemplo, el arco y la flecha, la lanza, la red, el caracol como instrumento sonoro, pero también otros más abstractos y que no son utilitarios, como es que el oro y la luz, que han sido usados por todos los pueblos antiguos del mundo (sin ponerse de acuerdo) como representaciones de lo divino y de lo sagrado.
Todos los pueblos del mundo, así como todos los seres humanos, no importando el tiempo y el espacio de su existencia han tenido un fin supremo, común y compartido. Nos referimos a la trascendencia espiritual de la existencia. En efecto, cuando un ser humano o un pueblo, maduran, crecen, alcanzan su nivel más alto de desarrollo humano, todos piensan, sin importar su cultura, su origen racial o geográfico o su tiempo histórico…todos buscan la trascendencia espiritual de la existencia material.
Los pueblos y las personas poco desarrolladas se quedan empantanadas y atascadas en el mundo material, en la inmediatez de la vida, en el dinero, en el tener, en el “gozar”…sean placeres carnales u obsesiones mentales como poseer todo lo posible para poder “ser alguien en la vida”. En general, cuando todo ser humano siente que la muerte lo ronda…se preocupa por la trascendencia existencial, solo al final cuando ya hay poco que hacer.
Pero volviendo al punto de nuestra entrega, en la historia de la humanidad, desde la aparición del “Homo erectus” hace apenas 140 mil años (el tiburón tiene 200 millones de años), EL BIEN COMÚN fue lo que permitió no solo la evolución de la especie humana, sino su propia supervivencia. En efecto, “el bien común” es el interés y valor más importante de un grupo humano, pues en él se condensa todas las aspiraciones de subsistencia y trascendencia. En el bien común están los objetivos y las metas más importantes para que el grupo humano no solo sobreviva, sino que le de sentido trascendente a la existencia material.
A fin de cuentas, píenselo bien amable lector, eso es lo único que realmente nos diferencia de los animales, nuestra conciencia por trascender espiritualmente nuestra existencia. El potencial espiritual es lo que realmente nos hace superiores a los demás animales. El nacer, crecer, reproducirse y morir lo hacemos todos, animales y seres humanos, unos mejor que otros pero todos lo hacemos. En cambio la búsqueda conciente de la trascendencia espiritual solo se encuentra en “algunos seres humanos”.
Pues bien, EL BIEN COMÚN es todo lo que se refiere a aspectos materiales e inmateriales (ideas, conocimientos, sentimientos) que nos ayudan, por una parte, a garantizar la supervivencia material, y por la otra a trascender espiritualmente la existencia. El bien común va desde la habitación, la alimentación, el vestido, pasando por la salud, la educación, la organización, hasta niveles superiores y abstractos como la religión y el Estado de Derecho. El BIEN COMÚN nos hace “ser” y trascender”. El bien común es patrimonio de todos y esta sobre todos los individuos de la comunidad y sus intereses personales.
Y ese es el punto. Cuando un puñado de individuos tiene “una iniciativa privada” que lesiona, vulnera, daña el interés público y el bien común, estamos frente a un choque de intereses, que atentan contra la VIDA.
En las seis civilizaciones madre del mundo, la “iniciativa privada” no estaba permitida y sí existía, estaba estrictamente regulada por el Estado, que era el garante del BIEN COMÚN. No se permitía que un minúsculo grupo de individuos dañaran el BIEN COMÚN de las mayorías. Por más ricos que fueran, jamás su poder podía atentar contra el poder de la comunidad y del Estado. La iniciativa privada era tolerada como “un mal necesario” y estaba totalmente restringida, no tenían LIBERTAD de hacer lo que quisieran, pues ante todo estaba el interés público y el poder del Estado.
Para el caso de los mexicas en el Periodo Postclásico en el Anáhuac, “los mercaderes” o “pochtecas” estaban bajo estrictas normas en las que no se les permitía el acceso al poder por la vía económica, tenía que hacerlo por medio de las armas a través de las “batallas floridas”. Sí un pochteca era prepotente o abusaba de su poder económico, era muerto en el acto y por ejemplo, los pochtecas tenían que introducir sus riquezas de noche a la Gran Tenchtitlán, para no ofender a los masehuales o pueblo común con la ostentación de su riqueza. Todo esto hizo crisis y en su momento los pochtecas de Tlatelolco se enfrentaron por el poder político con los tenochacas y fueron derrotados en un guerra interna.
El problema de nuestros tiempos es que un puñado de personas en todo el mundo, se han adueñado del dinero y de los medios masivos, y con es poder están cambiando milenarias estructuras humanas que ponen en peligro, no solo a la humanidad, sino al planeta Tierra. En efecto, la “iniciativa privada” de estos pocos individuos esta cambiando los valores y paradigmas de la existencia humana. El consumismo ciego, el individualismo, la explotación despiadada de las personas, la depredación de los recursos naturales y la contaminación ambiental, ya han condenado a la extinción a la especie humana y al planeta. Es cuestión de poco tiempo y no se exagera el peligro.
El caso de México es verdaderamente patético y nos revela, por una parte, el grado de explotación que sufre el pueblo de México por la despiadada colonización, y por otra parte, nos habla de la gran riqueza que genera el pueblo y sus recursos naturales. En efecto, el hecho de que un libanés avecindado en México sea EL HOMBRE MÁS RICO DEL MUNDO nos habla del grado de explotación que existe en México.
La “iniciativa privada” de Carlos Silm Helú es capaz de depredar a un pueblo pobre y dejarlo en la verdadera orfandad existencial. El poder personal de un sólo hombre esta por encima de los gobiernos, las leyes, los ciudadanos. La iniciativa privada del Señor Slim puede poner en jaque al gobierno federal o a cualquier gobierno estatal o municipal, pero por supuesto que acaba abrumadoramente a cualquier ciudadano que no se atenga a “sus leyes” o atente contra sus intereses. El señor Slim y su “iniciativa privada” atenta contra el BIEN COMÚN, y permite que existan 20 millones de personas en extrema pobreza o más de la mitad de los mexicanos no tengan la básico indispensable.
El señor Slim tiene esa cantidad de dinero gracias a la corrupción, a la injusticia social, al la inequidad, a un Estado Colonial, pero sobre todo, gracias a la IGNORANCIA DEL PUEBLO que él explota. La ignorancia del pueblo es el “bien más preciado de los mercaderes y políticos”, gracias a la ignorancia unos explotan despiadadamente a todos y otros usufructúan el gobierno indebidamente. Los políticos son siempre los títeres y empleados de “los mercaderes”, en México y en todos “los países democráticos” Porque como hemos señalado en este espacio, la democracia es la forma en la que “los mercaderes” gobiernan en nombre de los pobres a través de los políticos.
La riqueza del Sr. Slim representa el símbolo más oscuro de la explotación y la injusticia humana. La cuantía de su riqueza (el hombre más rico del mundo) representa la dimensión de la injusticia en México. El tamaño de nuestra pobreza es el tamaño de nuestra ignorancia. Por eso en este país, gente como Hank, Nacif, Bailleres, Salinas, Azcarraga, Harp, Saba, Surcar, hacen lo que quieren y lo que les conviene impunemente. Su “iniciativa privada” pasa (legalmente) por encima del BIEN COMÚN de las mayorías. El “Estado de Derecho” garantiza esta desviación humana. Las leyes, las instituciones y las autoridades están diseñadas para que esto funcione así, para que un hombre pueda ganar (legalmente) 50 millones de dólares diariamente al exprimir a decenas de millones de personas y al mismo tiempo 20 millones de personas no tengan qué comer.
Como puede ver el amable lector, este país no le pertenece a las mayorías. Este país lo hicieron en 1821 los criollos para los criollos. Su “iniciativa privada” es legal y esta por encima del BIEN COMÚN de 106 millones de personas.
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