lunes, 22 de septiembre de 2008

EL HOMBRE: ¿PRIMORDIAL O MODERNO?... esa es la cuestión.


Los seres humanos iniciamos el tercer milenio de la cultura judeocristiana debatiendo una propuesta que arrancó en la Europa Medieval. La imposición del Hombre Moderno, sobre el Hombre Primordial, la sociedad Moderna, sobre la sociedad Primordial. Dos formas distintas de ver y enfrentar el mundo y la vida.El Hombre Primordial arranca, tal vez, desde hace 150 mil años en que se empezó a conformar lo que después seria el Homo Sapiens, que inició hasta hace 40 mil años. Pero fue que en los últimos 10 mil, el Homo Sapiens formó gracias a la invención de la agricultura las primeras civilizaciones.


Durante los primeros 9 mil setecientos años de la civilización, el Hombre Primordial vivó una organización social de acuerdo a una ley universal que rige a los organismos. En efecto, todos los organismos tienen un principio rector que determina las funciones específicas de cada una de sus partes. El cuerpo humano es un excelente ejemplo para explicar este "orden universal".El cuerpo humano esta compuesto de millones y millones de células, estas forman órganos y estos a su vez sistemas. Existe un sistema y un órgano en especial que rige al organismo en general. Todos y cada uno de ellos, desde una simple célula, hasta un complejo órgano como el cerebro, están regidos por las "ordenes" genéticas que se encuentran en el DNA. Es gracias a este extraordinario y riguroso principio de organización, que los individuos tienen vida. La Tierra, con todos los seres humanos, a su vez entra dentro de otra macro organización en el Sistema Solar y este dentro otro mega sistema y de ahí hasta el infinito.


Lo que es arriba es abajo, lo que es adentro es afuera. Lo mismo pasa con el individuo que frente a la sociedad mundial, él es como una célula de "otro organismo mayor". Así durante nueve mil ochocientos años, los seres humanos de todo el planeta vivimos en un "Orden Ancestral" donde existía un grupo dirigente, que se preparaba desde su nacimiento para gobernar bajo la premisa de desarrollar el potencial de la NOBLEZA HUMANA a favor de su comunidad. Los valores y principios universales, que hacen de los individuos seres respetuosos de la vida, de la naturaleza de lo divino y de lo sagrado. Responsables de sí mismos, de su familia y de sus pueblos. Lo hicimos durante este largo periodo de tiempo y lo siguen haciendo los animales y los insectos que viven en sociedad. Esta elite de individuos, gracias a su compleja y rigurosa preparación espiritual, basada en la sabiduría, garantiza la atinada conducción del grupo, frente a los desafíos cotidianos de la existencia.


Esto sucedió en todas partes del planeta. Los gobiernos, sustentadas en base a la NOBLEZA HUMANA y la sabiduría, llevaron a los pueblos por los más luminosos momentos del desarrollo espiritual de los pueblos del mundo. Egipto, Mesopotamia, China, India, Mesoamérica y la Región Andina. Sin tratar de "idealizar" esta situación, pues sabemos que la lucha de contrarios es un proceso dialéctico en el que se rige el Universo. Día-noche, caliente-frío, blanco-negro, bueno-malo, etc. Pues en muchas de estas civilizaciones se dieron sus aspectos negativos y sus retrocesos, pero la "constante" apuntaba hacia los más altos anhelos de trascendencia espiritual de los individuos y las comunidades.


Sin embargo, los "mercaderes" que del Oriente Medio se trasladaron a la región Oeste del continente Euroasiático africano, ya que era la zona menos evolucionada y más salvaje del enorme continente, iniciaron un proyecto de transformación humana. Se propusieron acabar con el "Viejo Orden Universal" e implantar el "Nuevo Orden Mundial", en el que ellos tendrían el poder absoluto del mundo.


Desde el siglo XII los mercaderes, ahora asentados en Europa, iniciaron su labor de corrupción y dominio de las poco evolucionadas y belicosas sociedades y monarquías europeas. Para finales del siglo XV, los mercaderes tenían el poder económico, pero no podían acceder al poder de la monarquía. Se valieron entonces del reino más pobre y destruido por la guerra para iniciar la conquista del mundo. España acababa de terminar la Guerra de Reconquista y había logrado expulsar a los árabes a África. Los mercaderes usaron a un cartógrafo judío catalán, que no navegante, quien conocía antiguos mapas donde aparecía tierra, navegando hacia donde se oculta el sol en el mar Atlántico. Una nueva ruta comercial a las Indias necesitaban los mercaderes para consolidar su poder, que mermaba, pues los turcos habían cerrado el paso al Lejano Oriente e impedían el comercio.


De esta manera los mercaderes no sólo abren una nueva ruta comercial, sino fundamentalmente inician la construcción del "Nuevo Orden Mundial", donde la "globalización", el libre comercio, la iniciativa privada, la "democracia", sustituirán al Hombre Primordial, por el Hombre Moderno.


Los valores ancestrales del Espíritu serán cambiados por los valores económicos, los nobles por los inversionistas, la religión por la tecnología, los sacerdotes por los científicos, el Estado por el Mercado, los filósofos por los economistas, la política por la economía, los santos y las vírgenes por los deportistas y los artistas, el cerebro y el corazón por la televisión y la videograbadora.


A finales del siglo XVIII lanzan al populacho a destruir la monarquía francesa. Los enciclopedistas eran "los ideólogos" del "Nuevo Orden", ellos pedían "Liberta, igualdad y fraternidad" entre todos los hombres y pedían la abolición de la monarquía. Sin embargo, los mercaderes, en este nuevo orden... tenia y han tenido siempre ¡el dinero!, y por ende, el verdadero poder.


En el siglo XIX los filósofos al servicio de los mercaderes decretaron, "La muerte de Dios" y definieron la búsqueda de la felicidad, realización y trascendencia existencial de los seres humanos en el mundo material. La metafísica había muerto por órdenes de los mercaderes. Las monarquías y los imperios caen uno tras otro, primero en Europa y después las cañoneras se dedicaron a derrocar a las monarquías del mundo y a imponer "la democracia de los mercaderes" y con ello, la colonización del planeta a manos de los belicosos e invasivos europeos, que han actuado como los mercenarios y empleados de los "mercaderes".


El siglo XX ha sido la consolidación abierta y descarada del "Nuevo Orden Mundial", los mercaderes han tomado el control del mundo, mediante el capital financiero, la tecnología, los medios masivos de comunicación y las armas.


El Hombre Primordial esta en extinción y el Hombre Moderno ha tomado el control del planeta. Con la desaparición del primero, se acaba la búsqueda de la divinidad humana, la fuerza espiritual, la armoniosa convivencia con la naturaleza, las antiguas formas de gobierno y la nobleza humana, la belleza y el candor. Con la consolidación del Hombre Moderno se afianza el mudo económico y material, la libertad económica, la producción y el consumo, las democracias mediáticas, la explotación, transformación y dominación de la naturaleza.


El Hombre Primordial vive en la búsqueda de Dios. El Hombre Moderno vive en la búsqueda del dinero.


Al inicio del tercer milenio, no existe ninguna sociedad totalmente "Moderna", ni totalmente "Primordial". En el centro del "primer mundo" vemos los movimientos de los llamados "verdes" y recientemente los "globalifolicos", que son ejemplos de que el espíritu humano vive en esos pueblos. Pero también podemos ver en el Amazonas o en las regiones remotas del planeta, como han sido "tocados" por la fiebre del dinero y la modernidad. El caso de la producción de droga en apartados lugares de Asía y América latina son buenos ejemplos. Y en el seno cada individuo esta lucha se da diariamente. Se es moderno o primordial, se es moderno o tradicional, se es moderno o primitivo.


En México nos debatimos de una manera esquizofrénica en este problema. Mientras la mayoría del pueblo (los pobres) busca adaptarse más a una forma de "vida Primordial", la minoría criolla dirigente (los ricos), conducen a la nación a la "Modernidad", con grandes esfuerzos, muchos fracasos, inmensa incapacidad y mala suerte. La presencia de 4 millones de personas el 12 de diciembre en la Basílica de Guadalupe nos da la razón.


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